Contrariando aquél libro de poemas de Octavio Paz ("Árbol adentro"), queda el tronco de lo que fue un magnífico testimonio de la naturaleza para una urbanizació otrora arbolada. Uno de los dos,portales hacia la peligrosa barriada de final de la larga calle, cedió aprisionado por el pavimento y cayó sobre el techo de un local que, ésta vez, resistió la embestida como no pudo hacerlo tiempo atrás con el remaje más cercano. Nos quedamos sin la dentadura vegetal y la nostalgia que los herederos intuirán casi genéticamente: la de los pájaros que anidaron contentos en el día, resguardados en la noche, resistiéndose a los gases. ¿Era necesario aserrarlo porque no hay ni habrá otras previsiones? El Paraíso, Caracas, 24/05/2015.
LB
No hay comentarios:
Publicar un comentario