Sabemos que el PDC de Chile pasa también por difíciles circunstancias. Humberto Burotto Guevara, entre otros, lo ha referido en el Facebook. Y recordamos días atrás, el gran aporte continental que hizo Eduardo Frei Montalva, uno de sus fundadores. Sus vínculos con Venezuela fueron importantes. Y dejó, entre varias, una obra escrita necesaria de reivindicar: “El mandato de la historia y las exigencias del porvenir” (1975) que acá editó Nueva Política. Para sintetizar, digamos que lo que ha ocurrido y ocurre en Venezuela, lo vivió Chile bajo Salvador Allende en una versión más compacta. Sorprende el enunciado allendista de lo que ahora padecemos ya por largo tiempo en nuestro país. Y, como solía ocurrir, cada visita de Frei a Venezuela no sólo fue ocasión para expresar y testimoniar nuestra solidaridad con los que sufrieron allá la larga dictadura, sino – igualmente – para escucharlo. Era regular el seguimiento de su mensaje. La prensa venezolana lo frecuentaba. Él tenía la generosidad de atenderla. En una entrevista que la concedió a El Nacional de Caracas y, luego, integrada a un tomo de Alfredo Peña, reapareció la ilustración de Pancho Graels.
Seguimos nuestro modesto tributo, con otra nota también orbitada en nuestra cuenta facebookeana. Del siguiente tenor:
De muchacho, una o dos veces tuvimos ocasión de asistir a dos de sus conferencias. Si mal no recordamos, en la vieja sede del IFEDEC (Qta. Campoamor, Caracas). Apenas, queda el recuerdo borroso de un luchador contra la dictadura, otrora presidente y vicepresidente del PDC de Chile. Como muchos de sus compañeros de causa (o camaradas, según el término democristiano chileno), no esperó sentado en su casa el derrumbe de Pinochet, apostando por una futura y placentera embajada. Fue un defensor de los derechos humanos. Fundó en Caracas el Secretariado Latinoamericano por 1976, cuando fue expulsado de su tierra, por 1976. Y, en su tierra, fundó la Comisión Chilena de Derechos Humanos (1978) e integró la Comisión de la Verdad y Reconciliación (1990-1991). Había sido expulsado de su país "por ser un peligro" en 1976 y dos años después, fue autorizado el regreso. Vale decir, regresó a la lucha a los 62 años de edad para ser expulsado de nuevo, dos años más tarde. Regresará en 1983. Docente universitario, fue abogado de la familia Letelier y activo defensor de las libertades cívicas y de los derechos humanos en los propios tribunales de su país. Autor de varios trabajos, entre ellos "El problema comunista" (1955), "Proposiciones para una crítica del marxismo" (1958), "Fuentes de la democracia cristiana" (1963), "La sociedad comunitaria" (1972), "El derecho de vivir en la patria" (1977), "Dictadura o democracia en el pensamiento latinoamericano" (1984), "Democracia y derechos humanos" (1986), "La teoría de la abstracción en el empirismo inglés (Hume, Locke y Berkeley)" (2000). En su estadía venezolana, cooperó con no pocas jornadas formativas. Fallecido en 2003, hallamos un folleto publicado por ODCA en 2002. Recoge un justo homenaje en el que hablan Luis Riveros (rector de la Universidad de Chile), Patricio Aylwin (arquitecto de la transición a la democracia), Máximo Pacheco Gómez (embajador de Chile en El Vaticano), Marta Cruz Coke (directora de Bibliotecas, Archivos y Museos de Chile), el mismo Jaime Castillo.
Pacheco señalaba una triple circunstancia, entre varias, significativas: "... Su humildad y modestia son proverbiales (...) Fue de los primeros intelectuales chilenos en denunciar los horrores del stalinismo (...) Recordemos que, en la lógica de la guerra fría, quien efectuaba tales denuncias corría el riesgo de ser denunciado de agente de la CIA. Había que tener gran solidez doctrinal y un gran coraje moral para hacerlo". Además, aludia a u modesta estancia caraqueña cuando le tocó a Pacheco diligenciar los recusos jurisdiccionales del caso, en Chile, concluyendo que "la vida de Jaime ha ardido generosamente por una pasión inclusiva".
¿A qué viene el asunto? Pues, enunciamos varios motivos: existe una fuerza moral del liderazgo latinoamericano hasta con independencia de las específicas adscripciones ideológicas, que inspiran en la lucha por la democracia en Venezuela; que los democristianos chilenos deben hoy reivindicar un importantísimo legado que tuvieron la generosidad de compartir con este lado del mundo; que, siendo el caso, nuestra animadversión al fracaso comunista no es enfermiza y "tripera",sino está fundada en el sueño de otra sociedad de derechos humanos, libertades, equidad social, calidad de vida, desarrollo. Hay ejemplos hisóricos a seguir. Con los más humanos errores, siguen vigentes como ejemplo para no desmayar. Sobre todo, cuando en Venezuela el 1ro. de Mayo encuentra a un país de inocultable crisis. Inocultable, sórdida e inaceptable crisis.
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