Del control presupuestado
Luis Barragán
Los expertos advierten de la radical vulnerabilidad de nuestro principal
documento de identificación, en contraste – incluso – con su equivalente en muy
buena parte del continente. La cédula de identidad, todavía difícil de obtener,
no reporta los elementos de seguridad que la hagan, por lo menos, de difícil
imitación y, luce natural pensar, en la inautenticidad de muchos de los
trámites, oficiales o no, que se hacen en el país.
Delincuencia común aparte, en sus inicios, el régimen suscitó un escándalo
ya evidentemente olvidado, pues, se supo que uno de los suyos, por un presunto
trabajo de inteligencia, portó una cédula falsa. Al poco tiempo, reformada la
Ley Orgánica de Identificación, dejó sin efecto algunas de las previsiones
adoptadas en la materia.
Siendo un documento tan fundamental, de acuerdo a la ley vigente, lo desean
desplazado por el llamado Carnet de la Patria que, no por casualidad, ofrece
todos los elementos posibles de seguridad y, además, se dice del código en una
de sus caras, presto para la manipulación gubernamental de la data. Todos conocemos el origen de este documento
que cumplió una primera etapa, como es la de segregar abierta y expresamente a
la población, por enteras razones políticas, actualizando por cuadragésima
novena vez o más, el registro de todo ciudadano hábil, aunque se espera por una
segunda que será la de una definitiva generalización para cualquier diligencia
oficial o extra-oficial, adquisición de insumos, pago y diligencia de lo que
fuere.
La nueva cedulación de la población, unida al resto del sistema de control
biométrico del califato en el que nos hemos convertido, nos remite a una
distinta experiencia totalitaria de la que no supieron Hitler, Lenin y
sucesores. Las tecnologías de punta, las más actuales y sofisticadas del
momento, nos conducen, y ya condujeron, a un control extraordinario de la
población que deja atrás cualquier cartilla artesanal de racionamiento, por
ejemplo.
Entonces, después de la adquisición de armas, el pago del servicio de la
deuda y las campañas publicitarias, los ingresos petroleros estarán destinados
al desarrollo de una complejísima tecnología de control que
incida sobre el sufragio, como la compra de un medicamento, el consumo de arroz, la expedición de un certificado de educación
básica, la recarga de gasolina o la asistencia a una sala de cine.
Probablemente, si alguna vez lo publican, el presupuesto público nacional
dispersará las cifras invertidas y dejará para los créditos adicionales tan
importante renglón, incurriendo en un monumental gasto presto para la
persecución.
Fotografía: María Cecilia Peña (Caracas, 19/04/2017). Acto de oposición.
23/10/2017:
http://www.opinionynoticias.com/opinionpolitica/31122-del-control-presupuestado
23/10/2017:
http://www.opinionynoticias.com/opinionpolitica/31122-del-control-presupuestado
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