domingo, 22 de octubre de 2017

DE TODOS MODOS: CÉDULA Y CONTRA LA PARED

Del control presupuestado
Luis Barragán

Los expertos advierten de la radical vulnerabilidad de nuestro principal documento de identificación, en contraste – incluso – con su equivalente en muy buena parte del continente. La cédula de identidad, todavía difícil de obtener, no reporta los elementos de seguridad que la hagan, por lo menos, de difícil imitación y, luce natural pensar, en la inautenticidad de muchos de los trámites, oficiales o no, que se hacen en el país.

Delincuencia común aparte, en sus inicios, el régimen suscitó un escándalo ya evidentemente olvidado, pues, se supo que uno de los suyos, por un presunto trabajo de inteligencia, portó una cédula falsa. Al poco tiempo, reformada la Ley Orgánica de Identificación, dejó sin efecto algunas de las previsiones adoptadas en la materia.

Siendo un documento tan fundamental, de acuerdo a la ley vigente, lo desean desplazado por el llamado Carnet de la Patria que, no por casualidad, ofrece todos los elementos posibles de seguridad y, además, se dice del código en una de sus caras, presto para la manipulación gubernamental de la data.  Todos conocemos el origen de este documento que cumplió una primera etapa, como es la de segregar abierta y expresamente a la población, por enteras razones políticas, actualizando por cuadragésima novena vez o más, el registro de todo ciudadano hábil, aunque se espera por una segunda que será la de una definitiva generalización para cualquier diligencia oficial o extra-oficial, adquisición de insumos, pago y diligencia de lo que fuere.

La nueva cedulación de la población, unida al resto del sistema de control biométrico del califato en el que nos hemos convertido, nos remite a una distinta experiencia totalitaria de la que no supieron Hitler, Lenin y sucesores. Las tecnologías de punta, las más actuales y sofisticadas del momento, nos conducen, y ya condujeron, a un control extraordinario de la población que deja atrás cualquier cartilla artesanal de racionamiento, por ejemplo.

Entonces, después de la adquisición de armas, el pago del servicio de la deuda y las campañas publicitarias, los ingresos petroleros estarán destinados al desarrollo de una complejísima tecnología de control   que incida sobre el sufragio, como la compra de un medicamento,  el consumo de arroz,  la expedición de un certificado de educación básica, la recarga de gasolina o la asistencia a una sala de cine. Probablemente, si alguna vez lo publican, el presupuesto público nacional dispersará las cifras invertidas y dejará para los créditos adicionales tan importante renglón, incurriendo en un monumental gasto presto para la persecución.

Fotografía: María Cecilia Peña (Caracas, 19/04/2017). Acto de oposición.
23/10/2017:
http://www.opinionynoticias.com/opinionpolitica/31122-del-control-presupuestado

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