Solidaridad y enseñanza
Luis Barragán
Ocultas las cifras oficiales, como ocurre en los renglones económicos y delictivos, se siente y se sabe de una masiva deserción estudiantil y docente que ha dado alcance irremediable a las aulas de secundaria. Incluso, las escuelas privadas más cotizadas, se ven afectadas por la ausencia de profesores en materia vitales (matemáticas, física y química), por lo que debe ser peor la situación de los colegios públicos.
Obviamente, revertir estas realidades de una clarísima injusticia social, fruto inevitable de la prolongada dictadura que padecemos, significa – sencilla e inmediatamente – reemplazarla y, a la vez, recobrar el sentido más elemental y generoso de la solidaridad. Al recuperar el régimen de las más elementales libertades en Venezuela, no será posible invocar únicamente el principio de la igualdad ante la ley, olvidando un elemento tan indispensable como el de las capacidades, en los términos de Amartya Sen.
En algunos sectores e individualidades, existe también un incomprensible prejuicio frente al término, quizá por el uso intensivo y abusivo del oficialismo, convirtiéndolo en un vulgar eufemismo y mecanismo de adhesión y fanatización por las dádivas concedidas. O quizá porque tamaña predisposición está orientada a legitimar el egoísmo más acendrado, como clave de la futura prosperidad, vocablo que no tiene – además – la estirpe y el alcance de otro: el desarrollo.
Lo cierto es que hay sectores sociales que involuntariamente quedan ya muy atrás en el acceso al conocimiento y, por importante y decisiva que sea la sustitución de la dictadura responsable de un fenómeno jamás visto en la Venezuela petrolera, de franca regresión en el campo de la educación, resulta indispensable redoblar los esfuerzos por auxiliar personalmente a sus víctimas. Por ejemplo, a pesar de todas las duras circunstancias compartidas en las universidades, luce interesante y aconsejable que los gremios estudiantiles y docentes promuevan un programa urgente para impartir materias tan cruciales que suelen abrir las puertas hacia la sociedad de la información y del conocimiento estratégico, pues, la actividad política tiene otras facetas que ha extirpado o desea extirpar el régimen de fuerza que sufrimos.
El gesto, sentimiento, sentido y compromiso de la solidaridad ha sobrevivido al mismo socialismo que creyó descuartizarlo, pues, en medio de una pavorosa crisis humanitaria, de mil formas, nos hemos ayudado los venezolanos de un modo u otro, reafirmando nuestro rechazo al poder establecido. Mantenemos en pie los principios y valores que no ha logrado vulnerar, por más que lo ha intentado, la dictadura: sin dudas, garantizarán una exitosa transición democrática.
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