Del insólito anacronismo bolchevique
Luis Barragán
Muchísima tinta, literal, digital y filmográfica, ha corrido sobre la revolución bolchevique de octubre de 1917, de hacer caso al calendario juliano de la Rusia de entonces, correspondiente a noviembre de acuerdo al gregoriano. Lo cierto es que, significativo y trascendente, arribamos a un centenario que, no faltaba más, Nicolás Maduro ya ha anunciado que lo celebrará por “todo lo alto” (http://www.noticierodigital.com/2017/10/maduro-celebraremos-por-todo-lo-alto-los-100-de-la-revolucion-bolchevique), a sabiendas, por una parte, que los venezolanos no estamos para festejo alguno, desgarrados por una crisis sobre la cual él y todo el régimen que representa, son responsables; y, en contraste con las viejas generaciones de marxistas del patio, por otra, lo caracteriza una demoledora y supina ignorancia sobre ésta y otras materias que los cursillos cubanos no subsanaron, ni podían subsanar.
Obviamente, por ligera o densa que sea, cada quien puede tener y tiene una perspectiva y convicción sobre tamaño hecho histórico, influida la nuestra por obras como las de Isaac Deutscher, incluida la extraordinaria versión humorística de Daniele Panebarco. Asunto distinto es manipular el acontecimiento, banalizando sus consecuencias, como ocurre – ahora – en la era de Putin, asimilado a la pasada grandeza imperial que cultiva tan cuidadamente, por contradictoria que sea su naturaleza.
Manipulación que constatamos con la lectura de la magistral tesis de Jonathan Benavides (“Cambios y continuidades de la política exterior de Rusia en el período 1945-2015”, UCV, Caracas, 2015), defendida y aprobada con honores, también atestiguada por el suscrito en la sesión realizada por la otrora mayoría oficialista en la Asamblea Nacional el mismo año, a la que nos vimos obligados a responder más allá de una huera complacencia aniversaria del fin de la segunda guerra mundial (https://www.youtube.com/watch?v=XQccTBfwrR8). Y es que, cuando la actual dictadura venezolana pretende emparrandarse con la fecha, intentando contrarrestar cualquier reflexión crítica sobre una experiencia amarga y hasta innecesaria, pero de un formidable impacto e influencia universal, simplemente se vale de un anacronismo para ocultar sus tensiones, intenciones y pretensiones, intentando confundir aún más a los escasos seguidores con banderas de una extemporaneidad harto evidente.
La Unión Soviética, derivación postrera del mítico asalto al Palacio de Invierno, a nuestro juicio, tuvo un importante aunque lento impacto en nuestro país, pendientes los estudios más pormenorizados sobre un legado documental y hemerográfico que ojalá sobreviva, precisamente, a esta dictadura pulverizadora de bibliotecas, tomando en cuenta sugerencias como las de Jesús Sanoja Hernández (a modo de ilustración, “La revolución soviética en nuestra prensa”: El Nacional, Caracas, 15/11/1981). Bastará con examinar el mismo historial del PCV para verificar lo lejos que llegó la devoción y confianza hacia el modelo implantado, el culto por sus líderes y el más temido que temerario intento de reeditarlo acá, en el duro contexto de la guerra fría, hasta que la invasión de Checoeslovaquia en 1968 les agüó la fiesta, propiciando un intenso debate en las filas del marxismo-leninismo del patio, hoy deliberadamente olvidado.
Nuestra generación supo y vivió la transición que impulsó Gorbachov en la década de los ’80 del `XX, derrumbado – además – el sistema satelital soviético de la Europa Oriental, pues, tras cada misil con ojiva nuclear dispuesto por el poderoso complejo industrial-militar (por lo menos, Eisenhower pudo alertar sobre la indebida influencia en su país), sobraba el testimonio de hambre y precariedad de un pueblo sojuzgado. Materializada su versión, Sanoja Hernández también cantará a las realizaciones del llamado socialismo desarrollado (“60 años de la URSS y su impacto en el proceso político venezolano”, Cantaclaro, Caracas, 1983), sin adivinar que, a la vuelta de muy poco tiempo, la situación tuvo inevitablemente que sincerarse con el monumental fracaso de una experiencia que tanto deslumbró al Pío Miranda de la conocida obra teatral de Cabrujas.
Importa volver a una obra decisiva como la de François Furet, “El pasado de una ilusión” (FCE, México, 1995), cuyo examen de la idea comunista en la centuria pasada tampoco conoce de la debida, sobria y coherente refutación de una feligresía que, en el rentable ejercicio del poder, orgullosamente ágrafa, es alérgica a cualquier interpelación. Esencialmente proveniente de la época en la que se produjo la referida transición gorbachoviana, aprendió a evadir el fracaso y, hábilmente, escondida su más profunda convicción ideológica, escudándose en el movimiento estudiantil, ecológico o indígena, fraguó la estafa política que todos padecemos, pasando ilesa por debajo de la más sutil polémica.
Atravesamos las incidencias de una V Internacional que, decretada por Chávez Frías, ha degenerado en un fetichismo asombroso y deplorable, aferrado a la dictadura cubana, arteramente superviviente a la caída de la Unión Soviética de la cual fue destacada sucursal en el Caribe. El bolchevismo de ocasión, exhibido por Maduro Moros, creyendo encarnarlo aún más con la impudicia de una festividad centenaria, nos convierte en prisioneros de un insólito anacronismo que nunca pasará por un mínimo o mediano planteamiento político-cultural.
Reproducciones: Reportaje sobre los cosmonautas soviéticos, en: "Unión Soviética. Revista sociopolítica ilustrada mensual", nr. 4 / 1981; mapa de la URSS, "Unión ...", nr. 3/1981; Soviet Supremo, "Unión ...", nr. 4/ 1981; portada del libro referido de JSH. Las revistas en cuestión, se encuentran en la hemeroteca de la Academia Nacional de la Historia, las cuales ordena el archivólogo Gabriel López.
16/10/2017.
http://www.noticierodigital.com/2017/10/luis-barragan-del-insolito-anacronismo-bolchevique http://www.noticierodigital.com/forum/viewtopic.php?t=84566 http://www.ventevenezuela.org/del-insolito-anacronismo-bolchevique-luis-barragan http://www.envenezuela1.com/content/blog/nd-luis-barrag%C3%A1n-del-ins%C3%B3lito-anacronismo-bolchevique
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