NOTITARDE, Valencia, 9 de febrero de 2014
"Caminando con Cristo"
Ustedes son sal y luz del mundo (Mt.5, 13-16)
Pbro. Lic. Joel de Jesús Núñez Flautes
El evangelio de este domingo nos presenta a Jesús instruyendo como Maestro a sus discípulos, les presenta tres palabras con las cuales los identifica: Sal, luz y ciudad fuerte. Dicho esto se puede entender cuál es la misión o cuál necesita ser la misión del cristiano, del discípulo de Cristo en medio del mundo. Lo primero que Jesús le recuerda a sus discípulos es que no huyan del mundo, que no escapen de él, que no sean indiferentes a la realidad que perciben; todo lo contario, el cristiano que se sabe parte del mundo, entiende que el mundo donde habita; su entorno, su realidad, su cotidianidad, tiene o necesita transformarla desde la visión de Dios, desde lo que Cristo, Nuestro Maestro y Señor nos ha enseñado.
El cristiano necesita darle sabor al mundo, como la sal en la comida que da gusto, que da sazón, que aunque no se ve se siente su presencia discreta; así el cristiano en medio del mundo necesita dar sabor de Dios, hacer presente a Dios con sus buenas obras, con su manera de pensar, sentir y actuar. Tiene que ser aroma de Cristo en medio de los hombres; dar sabor al mundo con la fe, la esperanza y sobre todo el amor que al fin de cuentas es el distintivo del cristiano. Es el amor lo que le da gusto, sazón y hace agradable el encuentro, las relaciones, la comunicación y la socialización entre las personas. El cristiano sin amor es como una comida sin sal, sin sabor; el cristiano que ha tenido y mantiene un encuentro con Cristo su Dios y Señor, necesita atestiguar con su amor, con sus buenas acciones, con su entrega a los demás que realmente vive en Cristo y es de Cristo; lo demás serán puras palabras bonitas, discursos vacíos, retórica, pero no dejan un testimonio convincente ante los hombres. Porque Cristo no sólo vino hablar de amor a los hombres, sino que en el madero de la cruz atestiguó la radicalidad y la entrega total de ese amor.
El cristiano necesita ser luz del mundo, tiene que ser como una lámpara encendida que se coloca en lo alto e ilumina el camino, la inteligencia, la realidad de las personas con las cuales se encuentra. Ante tanta tiniebla y oscuridad que se percibe en el mundo, el cristiano debe llevar la luz de Cristo a los hombres que han apagado su fe, que han perdido la esperanza y viven sin amor. Hay tantos hombres, mujeres, adolescentes, jóvenes, niños, ancianos, ricos, pobres, que viven sin ilusiones, sin optimismo, que no le encuentran razón a su vida, que han apagado el fuego que alumbra su existencia, que por muchas razones viven en una oscuridad y es allí donde el cristiano que ha encontrado la Luz de Cristo, la luz de su amor que ilumina nuestra inteligencia, la luz de su rostro que muestra la bondad y misericordia del Padre, la luz de su amistad y fraternidad que da aliento en el camino, se sienta un apóstol, un misionero de su amor, un pregonero de su luz, de su mensaje de salvación para todos.
El cristiano dice también Jesús que es como una ciudad colocada o edificada en lo alto de un monte que no puede esconderse o taparse, todos la contemplan; así el cristiano debe ser en medio del mundo columna firme, que cimentado en Cristo tiende la mano a todos, sin discriminación, para que puedan encontrar el camino de la felicidad, para que sus vidas se edifiquen y construyan en el amor que perdura para siempre, en la amistad profunda con Dios que hace que la vida se renueve, se transforme y cada día se haga más fuerte, vigorosa, firme, alegre, hermosa, porque ha encontrado el gusto, la luz y la razón de vivir en Dios que es el centro y la meta de la vida del hombre. El cristiano debe testimoniar ante el mundo que quien encuentra a Cristo realmente es feliz, su vida siempre será nueva y en medio de las dificultades de la vida encontrará siempre una salida para seguir caminando hacia la plenitud que sólo Dios en su infinito amor nos ofrece.
El mensaje del evangelio de este domingo es claro; es una invitación para los que somos cristianos católicos seamos mensajeros y testimonio de Cristo en medio del mundo; que las realidades con las cuales no encontramos cotidianamente las veamos y analicemos siempre con Dios y desde Dios para que podamos con nuestra conducta y obras aportar cambios positivos en la sociedad donde vivimos, sin perder el norte y el horizonte de nuestra patria definitiva que es vivir para siempre con Dios.
IDA Y RETORNO: Agradezco a la Directiva del Magallanes haber decidido otorgarme el anillo de campeones de la temporada 2012-2013, el cual siempre conservaré como símbolo del trabajo realizado en nombre de Cristo en medio de las actividades de éste deporte nacional y como signo del profundo afecto que me une a los Navegantes del Magallanes, a toda su gente. Dios nos siga bendiciendo.
El Padre Alfredo Fermín que acaba de llegar de Roma con su título de doctor en teología bíblica, ha venido a incorporarse al Equipo de Formadores de nuestro Seminario, lo cual nos llena de alegría. Le deseamos éxitos y bendiciones en su labor presente y futura en nuestra Casa de Formación Sacerdotal.
Pieza: Kumi Yamashita.
No hay comentarios:
Publicar un comentario