Aliño Compuesto
De Puente Llaguno a Puente Ayala
Ángel Ciro Guerrero
Cuando los pistoleros dispararon contra la multitud, bien apertrechados y escudados desde Puente Llaguno, quedó muy bien delineada la enorme diferencia entre quienes son defendidos por las autoridades, buscando siempre absolverlos y aquellos, caso los policías metropolitanos y Simonovis, acusados, vilipendiados, humillados y sentenciados a treinta años de prisión, sin que todavía se les haya podido comprobar culpabilidad alguna. Cuando aparecieron los círculos bolivarianos, integrados por quienes violando las leyes arremetían con toda clase de violencia las manifestaciones opositoras, igualmente quedó demostrado que la revolución, en ese entonces con el ido a la cabeza, los protegía descaradamente por lo que cada vez más esta clase de matones, cuyas camisas no eran grises ni pardas sino rojas, impusieron el miedo y provocaron algunas muertes que, finalmente, quedaron en el olvido.
Muestra uno: el vil asesinato por ellos perpetrado contra la señora Ron en la Plaza Altamira. Fotografiados, identificados y hechos presos por la presión pública, sin embargo al rato salieron a la calle liberados por jueces prestos a cumplir órdenes de arriba. Muestra dos: la agresión constante de los motorizados contra quienes protestan, incluyendo los pobres militantes del chavismo que tampoco aguantan la crisis que sufrimos todos. Ahora, el vocear consignas, el izar pancartas y banderas protestando por el mal gobierno y sus pésimas medidas, es un delito. Muestra tres: los presos en Venetur por protestar, a lejanos doscientos metros de donde estaban los jugadores cubanos, que afirmaron no haber sufrido ni un ligero rasguño, fueron hechos presos y llevados a la cárcel de Puente Ayala. Queda, entonces, la gran interrogante en el aire: si hubiesen sido gringos los jugadores, por poner un caso, ¿a los protestantes rojos los hubiesen apresado y llevado como delincuentes a la tenebrosa prisión de Barcelona, o a Miraflores como héroes?
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