La conmoción de un instante
Ox Armand
Apenas, he tenido ocasión de ver una vez el video y de recuperar la gráfica. Quizá porque en días recientes, un amigo ha utilizado gráficas de la llamada formación tortuga de los romanos para colocar las noticias militares en las redes sociales, me llamó la atención el perfomance. Inicialmente caviló el muchacho frente a los escudos y, como si se tratara de un reto consigo mismo, dirimiendo en un instante la crisis existencial que lo interpelaba, decidió treparlos. Una interpretación, poco le importó el destino que le esperaba al otro lado, el que todavía desconocemos, pero lo cierto es que se hizo del techo del grupo policial en medio de los consabidos hechos de la Fiscalía, el 14 de los corrientes. Otra, como también me ha llegado un comentario, presuntamente recogía conchas de balas para entregarlas a la policía. A lo mejor, su pasmosa tranquilidad se debió a su condición de gendarme y, por ello, necesitando examinar de nuevo la escudería en movimiento, recibió toda la cooperación para que la subiese, restándole méritos como alpinista. Si éste fuere el caso, la llamativa iconografía de los trágicos sucesos del 14-F, sufriría de una no menos asombrosa contaminación.
Incluso, la gráfica la tomé de un website italiano de noticias, ejemplificando muy bien su impacto internacional. Queda la primera tarea de indagar el nombre del autor, tanto de ella como del video. Cosas del azar, en medio de la peligrosa agitación, estuvo en el momento y la hora acertados para disparar la cámara, en lugar del arma de fuego. Por cierto, con peligro de la vida, porque constituye también un peligro para la vida fijar el testimonio tecnológico en un instante del amplio instante que explica muchos de los actos de calle: apenas, en una fracción de segundo, la cámara promete una divulgación inmediata de las muchas horas que ha de sintetizar en torno a las consabidas y legítimas protestas. Así, detenidos y apaleados, o no, la captura de los móviles celulares constituye igualmente una prioridad frente al manifestante que desea que su mirada trascienda, en el tráfico incesante y demoledor de los instantes que parpadean. La detención también puede explicarse para robar el teléfono, después de vaciada la información. Perdonen que lo diga, pero ese amigo al que he referido, luego de visitar a algunos de los jóvenes detenidos, durante el fin de semana, se permitió comentarlo.
Lo más difícil es tomar una gráfica en la nocturnidad, desde la terraza o ventana de un apartamento que sirve de cauteloso mirador. El domingo 16, en muchos lugares de la ciudad capital, como en el interior del país que no aparece en la gran vitrina informativa, la inundación de cacerolas fue seguida por el recorrido desafiante de sendos grupos de motorizados que se atrevieron a disparar sus armas de fuego para completar la faena de amedrentamiento. Muy improbable la fotografía que los inmortalice en una faena tan atroz, quedan los gritos desesperados de vecinos que les sacan la madre y acusan de asesinos. Digamos, escenas que eran impensables década y media atrás, ahora nos aturden y, de propagar alguna que sea decisiva, a través del Twitter, pueden decir más que los numerosos folios de los expedientes que instruye fiscales obedientes y no deliberantes, para la decisión de los jueces que velan por su carrera.
http://opinionynoticias.com/opinionpolitica/18292-la-conmocion-de-un-instante
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