De la célula fundamental del régimen
Luis Barragán
Recientemente, en el marco del curioso y harto prolongado Estado de
Excepción que padecemos, Maduro Moros decretó e instaló los llamados Consejos
Productivos de Trabajadores y Trabajadoras (CPTT) que los supondrá presentes y
activos en 660 empresas privadas y 144 públicas, tributarios de la Gran Misión
de Abastecimiento Soberano (GMAS).
Señaló en El Poliedro de Caracas, escenario exclusivo de todo acto
oficial y oficioso, que deberán posicionarse como “una instancia de poder” para
elevar la producción y la productividad, en consonancia con la llamada Agenda
Económica Bolivariana.
La única premisa nos remitiría no sólo a la constante y sofocante
burocratización del régimen, sino a la imposición de un sistema de reglas
reñido con la más elemental noción de Estado de Derecho, lesionado desde sus
propios orígenes habida cuenta del otrora control gubernamental del parlamento,
del más obcecado que ha ejercido sobre el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) y,
no faltaba más, de las reiteradas habilitaciones presidenciales. La sola
denominación de los programas y entidades, propios de un lenguaje de la devastación
económica, nos remite mejor a Comala de Juan Rulfo que al Macondo de Gabriel
García Márquez o Yoknapatawpha de
William Faulkner.
Anuncio y (des) consuelo
Anunció el decretante (https://www.youtube.com/watch?v=aLdfyddmoOA),
una nueva etapa del socialismo, asegurando la iniciativa como propia de la
clase obrera que, en la empresa Cacique Maracay, por ejemplo, asumió el control
con la ayuda del gobierno, tras el abandono de los capitalistas, aunque – buen
saludo a la bandera - criticó el sentido
burocrático en el ejercicio del liderazgo y la corrupción. Intervino también el
general Vladimir Padrino, coordinador nacional de la GMAS, quien saludó la
iniciativa como “demostración de la más perfecta expresión de la unión
cívico-militar (..) porque el socialismo hay que territorializarlo y lo primero
que tenemos que territorializar es la conciencia de la clase obrera”, realizado
un esfuerzo conjunto entre la
Universidad Militar Bolivariana y el ministerio del Trabajo para incidir desde
el concepto filosófico hasta lo más táctico o elemental en los procedimientos
de la instancia (re) creada.
La novísima etapa es la de la productividad y, en consecuencia, la clase
obrera ha de convertirse en fuerza productiva dirigente, pues, ella,
organizada, es la gran vacuna y medicina, a la vez, contra el sida capitalista,
la economía criminal y parasitaria. Huelga comentar en torno a la insólita
lumpenprolerización del país en lo que va de siglo, y el escaso o existente
respaldo que tiene el socialismo, precisamente, en la clase obrera que apenas
le sobrevive.
Interpelación desde el marxismo
Ahora bien, la mayor ventaja de un régimen que no esconde su naturaleza y
vocación marxista, es la de verse relevado de toda crítica desde la perspectiva
de esta escuela. Podemos cuestionarla desde el estricto ámbito jurídico y económico,
mas no renunciar a una aproximación política e ideológica, por mucho que hoy,
como no ocurrió ayer, sea considerada
como toda una veleidad académica.
Por lo visto, distinto a la experiencia cubana, Venezuela cuenta todavía
con grandes ventajas comparativas para reindustrializarse y, luego del
monumental retroceso experimentado, insuficiente la renta petrolera mil veces devorada en esta
centuria tan inútilmente, atisban, intuyen o presienten que, a largo plazo, no
queda otro camino. Excepto, el disparo imprevisto y recurrente de los precios
del barril, aunque no haya políticas, planes y condiciones concretas que deban
materializar a los fines de la supervivencia del propio régimen al que no le
bastará sus incursiones en la economía delictiva, ensayará la vía de la
industrialización forzada o, como fue denominada en la extinta Unión Soviética,
estajanovista. Sin embargo, en lugar
de idear y plantear esas políticas, planes y condiciones, comienzan por el
control hegemónico de las empresas, principalmente públicas y provisoriamente
privadas, esbozadas como las células fundamentales en las que debe intervenir el dispositivo cívico-militar para modelarlas.
Fordismo o taylorismo aparte, concebido el socialismo como el lógico e inevitable paso siguiente al capitalismo –
por supuesto – industrializado, Antonio Gramsci concibió los consejos de
fábrica (CF) como las células fundamentales de la revolución, organización
básica de la vida social del trabajador, el organismo de base representativo y
no burocrático, embrión del nuevo Estado, constitutivo y decisivo, convertido
en una institución de carácter “público” frente al carácter “privado” del
partido (AG: 101). Estimaba que, al
expresarla, “el Estado socialista existe ya potencialmente en las instituciones
de vida social características de la clase obrera explotada”, pues, “la
dictadura del proletariado es la instauración de un nuevo Estado, típicamente
proletario, en el cual confluyan las experiencias institucionales de la clase
obrera, en el cual la vida social de la clase obrera y campesina se convierta
en sistema general y fuertemente organizado”, subrayando que “ese Estado no se
improvisa” (ibídem: 59, 62).
Vale decir, hay una relación hipotética de continuidad, garantizando el
control de la producción, aunque también la independencia frente al partido y
al sindicato, según la “delimitación crítica” que la interpretación gramsciana
hace de los CF (MMR: 125). Por consiguiente, es válido afirmar que los CPTT
constituyen una entelequia en la Venezuela deliberadamente desindustrializada
de las últimas décadas, un aparato preventivo de control hegemónico en un país
que no produce y que se cree que puede producir, por la ruta demasiado
improbable de los incontables decretos, salvo que se imponga la definitiva militarización del
trabajo que explica la intervención de la Fuerza Armada en una materia ajena a
su especialidad.
Por lo demás, aspiraba el sardo,
“los nuevos métodos de trabajo son inseparables de un determinado modo
de vivir, de pensar y de sentir” (AG: 475). Obviamente, no hay mayor novedad
que la desaparición o aniquilación misma del proletariado por el régimen
socialista del XXI, por lo que habría
que preguntarse cuál es su célula fundamental, anuncio y resultado de un modo
de vivir, pensar y sentir.
Ante los CF gramscianos, los soviéts del bolchevismo, o los comités de
defensa de la revolución del castrismo, podemos indagar sobre la preeminencia
del modo de vivir, pensar y sentir, hacer o deshacer, de la presidencia de la
República, del alto mando militar, la cúpula del PSUV sindicalmente
incapacitada, de las juntas comunales, de los llamados colectivos armados, de
los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), o, ahora, de los
CPTT. Quizá del aparato publicitario y propagandístico del régimen, aunque habría que apuntar a las posibilidades
reales de inclusión, como a la función económica y represiva que desempeñan
para la citología política que deseamos.
Conjeturas
Toda célula ha de apostar por su multiplicación, consistencia y eficacia,
dispuesta a abrir las puertas a la participación desde la base, por lo que
evidentemente sólo pueden ser concursables las juntas comunales, los
colectivos, los CLAP y los CPTT, como sostenes del proceso. Requieren de un
crecimiento de comprobadas voluntades sectarias, dispuestas a cualesquiera tareas políticas encomendadas,
donde ha fallado el partido, como suele ocurrir con todo artificio
eminentemente presupuestario, por lo que quedan los CLAP y las perspectivas muy
distantes de los CPTT, ya que las juntas comunales están contaminadas por los
adversarios, fracasado el subsidio masivo y directo de los adherentes,
exponiendo los colectivos requisitos
algo especiales de pertenencia.
En una economía empedernidamente rentista, el modo de vivir, pensar,
sentir, hacer y deshacer, por excelencia, compromete a dos sectores
delincuenciales extremos y excluyentes, favores concedidos aparte, como la
boliburguesía y los pranes, expresiones sociales que resultan de esta
particular lucha de clases que el socialismo de la centuria ha parido. La
“democratización” directa e indirecta del subsidio, convierte a los CLAP en un
atractivo, así fuere de limitada composición, pues, abre una vía distinta para
la comercialización en el prometedor mercado negro y, a la vez, la intervención
de los elementos partidistas y militares,
complementan las tareas de inteligencia y de represión que adelantan los
colectivos.
Del radical divorcio entre los hechos y la prédica que, por cierto, cada
día adquiere una mayor franqueza, se desprende que la célula fundamental del
socialismo venezolano radica en el “guiso” y sus formas y fórmulas alcanzadas, por lo que
Gramsci es una noticia irreal e indeseada, como una simple manía retórica de
Jorge Giordani. Por cierto, al principiar los ’90 del ‘XX, denunciando el
riesgo de generar un Estado más autoritario en Venezuela, Mujica Ricardo apostaba por la comprensión de
fenómenos como la burocracia y el bonapartismo, y comentaba sobre la práctica
política que negó la complejidad y heterogeneidad de las fuerzas sociales y del
mundo real, constatando que las propuestas teóricas marcadas por el
neoliberalismo tenía más fuerza que las del marxismo. Empero, presumimos, es el
actual Ambassadeur de la République
bolivarienne du Venezuela en France et auprès des Principautés de Monaco et
d’Andorre.
Referencias:
GRAMSCI, Antonio (1968) “Antología” [Selección,
traducción y notas de Manuel Sacristán]. Siglo XXI Editores. México, 1978.
MUJICA RICARDO, Michel (1994) “Democracia
sustantiva, democracia formal y hegemonía en Antonio Gramsci (el fenómeno del
americanismo y del fordismo)”. Academia Nacional de la Historia,
Caracas.
Imágenes: Tomadas de la red. Ilustración de AG: https://www.amuyshondt.com/2017/07/apuntes-sobre-el-pensamiento-politico-estrategico-de-antonio-gramsci-jaime-pastor/
20/11/2017:
http://www.opinionynoticias.com/opinionpolitica/31365-regimen
Imágenes: Tomadas de la red. Ilustración de AG: https://www.amuyshondt.com/2017/07/apuntes-sobre-el-pensamiento-politico-estrategico-de-antonio-gramsci-jaime-pastor/
20/11/2017:
http://www.opinionynoticias.com/opinionpolitica/31365-regimen
No hay comentarios:
Publicar un comentario