¿Hasta cuándo Padrino?
Nicomedes Febres
* Hay que ir por la calle para ver cuantas necesidades y dificultades andan sueltas en Venezuela, uno se detiene en un kiosco a comprar un botellita de agua mineral o un chocolate y de la nada aparece una pordiosera entrada en años pidiendo que le regalen un ponquecito para comer, o una bolsita de cheese tris. Si te detienes en un semáforo, surge a tu lado un niño rogando que le des algo para comprar comida, y el sufrimiento y la miseria se extienden por todos lados. Gente antaño acomodada que quiere vender cualquier cosa por algún dinero porque la necesidad aprieta y como me educaron que el que progresa a costa de la miseria ajena es un muérgano, lo que me ordena el corazón es sentir compasión y tratar de ayudar al necesitado, porque si algo me enseñaron en mi hogar fue a ser solidario con los que sufren. Si vas al automercado, cuando sales te espera un rosario de indigentes pidiendo dinero o ayuda, y si vas a la farmacia es una señora pidiendo que le completes para comprar una medicina o un pote de leche o avena.
Por otro lado, cuando entras al mercado los precios te pasman, el kilo de tomate a 21 mil Bs, el frasco de aceite a 60 mil, o la lechosa a 16 mil Bs. por decir tres, pese a que recuerdo que cuando estaba joven y sentía que me iba a comer el mundo, me espeluznaban algunas esposas de mis amigos médicos porque solo hablaban de sus conflictos con el servicio o del precio del jamón o del queso y eso siempre me parecía fuera de sitio y pavoso, y eso que entonces yo pelaba más bola que el fugitivo porque ganaba solo mil quinientos bolívares. Es terrible ver la miseria y el sufrimiento de la gente de trabajo y seria en este país, porque no se trata de la miseria del flojo o el pícaro que son capaces de cualquier ignominia con tal de no trabajar. Ver niños muriendo de mengua, o enfermos que no pueden ni pagar una medicina o conseguir un tratamiento, parte el alma. Yo lo que quiero saber es hasta cuando el general padrino y los militares van a tolerar que estos malandros que gobiernan sigan en esta guachafita de evitar contarse y retrasar una salida democrática a esta tragedia que vivimos, hasta cuando un gobierno agotado, sin imaginación ni capacidad para resolver los problemas de la gente se va a aferrar al poder de las armas de los militares para evitar buscar soluciones a esos problemas. Por eso, hasta cuándo vamos a seguir perdiendo el tiempo con esta pendejada. Vamos a seguir con estas correderas de arrugas si el país no va a ningún lado con maduro y los socialistas. Ya está bueno de estar jodiendo.
* Antier estuve trabajando todo el día y en la mañana estuve conversando largo y tendido con mi entrañable amigo Jacobo Borges, incluso lo hicimos sobre la Laguna de Catia, zona de sus afectos, al igual que de su padre afectivo Aquiles Nazoa. Hablamos de sus correrías por el oeste de la ciudad junto con fraternos amigos comunes como Antonio García Ponce quien para entonces era secretario de organización del partido comunista en Caracas, y decir organización política es hablar de gente que se conoce como la palma de su mano a la ciudad. En la tarde estuve trabajando con Juan Toro, el sensacional fotógrafo que es un verdadero suceso artístico al decir de los expertos.
* En la foto, un aviso de 1922 de un cocktail party en La Laguna de Catia y una foto del mismo sitio y de la misma época. Esa Caracas era otra cosa y las imágenes hablan por sí solas. En nuestra Historia, toda desgracia comienza con una invasión de tierra seguida de un “pobrecito, tengamos comprensión pero el problema lo solucionaremos con la educación”. Así, con vaselina, se ha ranchificado todo el país.
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