Ciudad triste y gris
Nicomedes Febres
* Cuando empecé a tener buen uso de razón por allá a finales de los años 1950 e iba al cine a ver películas de espías me llamaba la atención la tristeza de las ciudades detrás de la Cortina de Hierro. El mundo vivía entonces la apoteosis de la Guerra Fría y era notorio que ciudades como Budapest, Varsovia, Berlín oriental o Praga eran muy grises y carentes de luz, sin avisos luminosos ni publicidad, y las lámparas de las esquinas eran tenues y mortecinas, lo cual siempre me ha parecido deprimente. Llegué a pensar que podía ser publicidad subliminal de Hollywood, pero no, porque aparecían así en las propias películas soviéticas y polacas, que mis amigos comunistas me pedían que los acompañara a ver para después conversar sobre las escenas simbólicas y los metamensajes, cosas que siempre me ha repugnado porque ni soy crítico de cine, ni soy “intelectual”, ni me gusta perder mi tiempo hablando pendejadas en un café porque a los cinco minutos me pongo intenso y me aburro. Tampoco es que me gusta Las Vegas porque es la antítesis de lo que soy y creo. Me repugna un ambiente de juego, decadencia, lujuria putañera y tracalería. Tampoco es que esperaba que las ciudades comunistas fuera como Manhattan, pero si algo por el estilo de París o Londres. En estas noches que salgo a pasear en busca de la realidad urbana he resuelto el dilema de la opacidad física y espiritual citadina con la inmensa tristeza que transmite nuestra amada Caracas. Los avisos luminosos están deteriorados y se ve que no se les hace mantenimiento, pues las empresas publicitadas o han cerrado, o se fueron del país, o han dejado de pagar la mensualidad de la valla publicitaria porque el gobierno no les paga; por doquier hay vallas desmanteladas, rotas o en espera de un nuevo anunciante y me fijo porque en el pasado incluso promovimos un museo vial. Por otro lado, la iluminación pública ya recuerda a la iluminación de las ciudades de las viejas películas soviéticas: luces tenues, escasas, mortecinas, tristes y hasta deprimentes y creo que además son así para ayudar a martirizar y entristecer a la ciudadanía con esa luz opaca y tristona, y no solo por razones financieras, al igual que las aceras y alcantarillas destruidas para saturarnos de miseria moral. No existe manera que el socialismo sea exitoso por su afán centralizador y si antes, por poner un ejemplo, había mil diseñadores gráficos en una localidad, ahora todos los contratos van a dos o tres que tiene el visto bueno del régimen lo que traducido significa que están asociados y corrompidos por un capo que los apoya, lo que reduce la distribución de la riqueza y así pasa con cualquier actividad económica o profesional y ese tipo de forma de operar socialista inexorablemente produce pobreza, falta de competitividad y corrupción y he tratado de cuestionar esta hipótesis mía por todos lados y me resulta inexpugnable. Lo malo es que trato de que los socialistas la cuestionen, pero ellos evitan el debate por todos los medios, cuando antes, hace muchos años y eran oposición, pedían debate, y como eran tan piratas, solo se abrazaban de su amor a los pobres y al hecho de que ellos no habían gobernado. Menuda experiencia resultaron estos muérganos. El problema de fondo es que ellos no quieren entender que mientras haya más comercio y más competencia habrá más trabajo y más riqueza en una sociedad. Y no lo quieren admitir porque se saben mediocres intelectualmente Estoy tan seguro de lo que digo, que si asistiésemos a varios debates cada día ante un jurado calificado y el que pierda fuera colgado por las mochilas por hablador de pendejadas, ninguno de esos rufianes iría y si fueran, todos terminarían siendo tiples.
* En la foto María Guerrero, la famosa tonadillera española que vino a Caracas en 1929. Aquí ahora no viene a cantar ni Lucho Gatica afónico. Nadie se atreve a venir.
Fuente:
https://www.facebook.com/nicfebres/posts/10213279662806854
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