Maniobras elementales
Luis Barragán
La prolongada dictadura que se empinó por una constituyente y aspira a sobrevivir por otra, se desea estable en el marco de una permanente provisionalidad. Reciclando las promesas evidentemente incumplidas, dirá necesitar de otros lustros, repitiendo el círculo vicioso de sus maniobras.
Creando una demanda política artificial, confundiendo la naturaleza de toda carta constitucional, aconseja la fórmula para los países que, aun no teniéndolas por escrito, deben convocar al poder originario, como si acá el régimen no hubiese protagonizado un fraude electoral el pasado 30 de julio. La ilusión es la de burda una formalidad discursiva, un extenso recetario capaz de constitucionalizar todo lo que sea posible, como si ese reconocimiento bastara para que automáticamente solventemos todos nuestros problemas, prescindiendo de los valores y principios cada más universales que merecen de otros, ciertos y convincentes, sobrios y coherentes desarrollos democráticos.
Convertida la herramienta en un fin, los tales constituyentes de la hora, faltando poco, agradecidos por el estatus concedido en el amplísimo aparato burocrático ideado, tributarán al gran benefactor de Miraflores elevando de jerarquía a las misiones, un remedo de las inauditables políticas públicas adelantadas por todos estos años, asegurándose a la vez una clientela política para intentar la futura promoción personal, no sin lidiar con el acceso a los escasos recursos materiales que quedan. Y es que tan elemental despliegue, significa – más allá de la simulación jurídica que tendrá sus carpinteros de ocasión – descubrir, captar e incorporar a todo sector social que tenga o diga tener una cierta y diferenciada identidad, por demasiado minoritario que fuese, capaz de sintonizar con el lenguaje del poder establecido, dándole alguna sustentación que la clase obrera – si de socialismo tratamos – le ha negado y le niega evidentemente en un país, por cierto, de galopante desindustrialización.
Agazapada y acomplejada frente a una Asamblea Nacional de sobrada legitimidad, la tal constituyente está destinada inercialmente sólo a reemplazarla y a operar como una suerte de superior consejo de guerra para procesar ad Infinitum a sus oponentes, excepto la benevolencia calculada que dispense a los más pusilánimes. Únicamente, a través de los actos de fuerza, como el empleo de la unidad militar y de los grupos paramilitares para ocupar crecientemente el Palacio Federal Legislativo, adquiere la notoriedad que no le será reportada por el valor de las ideas, la convincente agregación de intereses y la energía de los oradores.
En un reciente texto de opinión, Daniel Inneraritty sugirió la noción de los bigbangs constituyentes para ironizar esa otra perspectiva que gana algún terreno discursivo entre quienes, simplemente, desean tomar por asalto o mantenerse en la dirección del Estado a cuenta de los más ingenuos y hasta de los más informados que padecen de un vacío ideológico y también doctrinario. El vértigo los lleva a apostar por fórmulas, mecanismos o dispositivos que, como acaeció y todavía acaece en Venezuela, se multiplican, mientras que el orden jurídico básico e indispensable cae en un limbo prolongado.
Fotografía: LB, el ya sempiterno y desgastado inflable colocado frente a la puerta este del Palacio Legislativo (Caracas, 27/08/2017).
04/09/2017:
https://www.lapatilla.com/site/2017/09/04/luis-barragan-maniobras-elementales/
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