Luis Barragán
Pocas dudas caben sobre la trascendencia histórica y política, como la especificidad militar del componente. Más allá de las circunstanciales opiniones de prensa y de los inevitables comentarios domésticos, urge reflexionarlo para una futura transición democrática que garantice su supervivencia institucional.
Por ello, la extraordinaria responsabilidad que pesa sobre la academia, cuyos planteamientos – por cierto – parecen distantes de las acostumbradas deliberaciones políticas y, particularmente, partidistas. Aplaudimos la multiplicación de los aportes, siendo todavía curiosamente insuficiente la literatura que versa sobre el fenómeno castrense.
Para la coincidencia y la discrepancia, Vladimir Petit Medina ha publicado “Chávez y la perversión del Ejército” (Cátedra Pío Tamayo, Caracas, 2014). La tesis doctoral cuenta con un extenso y detallado marco teórico capaz de multiplicar los medios de prueba, aunque fundamentalmente se afinca en sendas entrevistas semi-estructuradas: ojalá llegue el día que pueda actualizarlos desde la propia intimidad de la corporación armada, accediendo a estudios, documentos, diligencias, expedientes y los otros elementos ahora vedados de la vida castrense y, por siempre, en este lado del mundo, clasificados aún para los más sobrios investigadores.
El autor incurre en la novedad de aplicar caras nociones gerenciales y administrativas del liderazgo, patente en el propio e inevitable lenguaje empleado, a un sistema distintivo, cerrado y de las características que sistematiza, como la Fuerza Armada Nacional. Además, lo sabemos un entusiasta seguidor, colaborador y elaborador de la escuela que estudia el fenómeno del liderazgo, universalizándola entre nosotros, ejerciendo la docencia en la materia, aunque seguramente no tardará en dar un testimonio bibliográfico de su sólida formación como jurista.
Identifica y adscribe las habilidades de Chávez Frías en el desempeño de la jerarquía que heredó y perfeccionó, centrado en el Ejército. Obligado contexto, el autoritarismo innovado explica el éxito de un liderazgo que sorteó no pocas dificultades, combinando distintas facetas hasta pervertir a la institución, para subordinarla completamente: acotemos, también esas habilidades personales, pacientemente cultivadas o sobrevenidas, dan también noticia de las exigencias nada anecdóticas que comportará – precisamente – liderar la aludida transición.

Identificados con el prólogo de Fernando Falcón, el libro de marras no debe faltar en la mesa de trabajo de legos y entendidos para darle una mayor densidad a nuestras posturas ciudadanas. He acá una oportunidad: la de ver el futuro con una renovada visión y disposición, pues, quince años no pasan en balde.
Fotografía: Además de la portada del libro en cuestión, Román Delgado Chalbaud en el exilio, tomada de la revista Élite, Caracas, abril de 1964. Iniciado el proceso de la definitiva institucionalización de las Fuerzas Armadas, en Venezuela, a partir de 1913, fue una cabal expresión del oficial que incursionaba exitosamente en los negocios.
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