Pablo Rojas Guardia
Entrevistado por José Cañizalez
Márquez, en su casa de El Paraíso,
"donde nos aguarda la natural cordialidad del poeta", en su "modesta biblioteca, más que llena
de libros, de recuerdos, de vivencias, de ocultas resonancias generacionales,
expresadas a través de un retrato, de una caricatura, de un libro
dedicado".
Pablo Rojas Guardia, nació el 4
de agosto de 1909, entre las esquinas de Platanal y Desamparados de la
parroquia La Candelaria de Caracas. "Después de asistir - dijo - a algunas
escuelitas de palmeta, tiza y pizarrón de las calles adyacentes, entré en la
escuela que dirigía el Br. Armando Rodríguez, meritorio educador que hasta en
los últimos días de su vida, mantuvo fidelidad a la enseñanza. En esa escuela,
a la hora de los exámenes finales y de la consiguiente y consabida repartición
de premios, hacían acto de presencia Gil Fortuol, Eloy González, Andrés Mata y
demás distinguidos representantes de muestro mundo intelectual".
Inicia el bachillerato en el
Liceo Caracas, entre Salvador y Dr. Paúl, terminándolo en la esquina de Cuartel
Viejo, en el Liceo Andrés Bello. "Por ser año par", la universidad no
abría sus puertas cuando termina la
secundaria. Luego, comienza sus estudios
de medicina y pasa por derecho que también abandona a favor del ejercicio periodístico.
Redactor de El Heraldo para luego fundar y dirigir con Luis Castro, un quincenario
sobre arte y literatura que resultó clausurado.
Participa en el movimiento
estudiantil del '28, convertido en prisionero del Castillo Libertador y de la
carretera de Las Colonias. Liberado, conduce El Pueblo, un vespertino que lo
llevó otra vez a prisión, por dos años, en La Rotunda hasta su confinamiento en la
Isla de Margarita.
Muere Gómez, sigue en el
periodismo, e inicia con altibajos su carrera diplomática, siendo destituido
con el golpe de 1948 (el canciller era Andrés Eloy Blanco).
En 1945, Premio Municipal de
Poesía por "Trópicos lacerados", aunque hubo "escaramuzas
gubernamentales para negárselo".

Añade: "Un Poeta que no
conozca la historia de su pueblo y que no intuya las formas en que ese pueblo
va a trascender lo trágico de su historia y de la historia del mundo, no pasará
de ser un simulador o un hábil compositor métrico (...) El Poeta actual -
afirma -, no existe para nadie: la sociedad lo rechaza - la burguesía y las
masas, para simplificar, lo rechazan -. Porque un poema escapa al valor
bursátil o al valor trabajo. Sin embargo, hay signos de regreso; parece que un
nuevo sentido religioso - y Poesía y Religión tienen la misma fuente - se
levanta, se está levantando en alguna parte, luego el Poeta será
revalorizado... Entretanto no queda más camino que morirse de hambre, de la
manera más digna posible...".
Habla de la edad madura y el
mensaje poético. Y está la crítica: "Estamos necesitados de crítica, pero
de crítica que acompañe al Poeta en ese viaje que va del desorden al
orden".
El acontecer venezolano llama su
atención y, al finalizar, manifiesta el reportero: "El Poeta combate su
soledad trabajando, buscándole solución a su problemática poética. Un tanto
aislado y golpeado, no desmaya en su quehacer lírico".
Fuente: José Cañizalez Márquez.
Entrevista a Pablo Rojas Guardia. Élite, Caracas, nr. 1965 del 25/05/1963.
Cfr.:
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