sábado, 6 de abril de 2013

EPISTEMOLÓGICAMENTE, SUYO

SOL DE MARGARITA, 06 de abril de 2013
WALTER CASTRO SALERNO
Solo dos notas para un sábado de abril

1.Contra el ayer y hacia el futuro. Quienes adversan u oponen su pensamiento y accionar contra los cambios que se producen en la sociedad, en un momento o períodos históricos determinados, han solido ser agrupados en dos categorías. Una, es aquella que propugna o aspira el retorno al pretérito.
Lo harán así, quienes, convencidos de verdad, que todo tiempo pasado fue mejor, marchan a ciegas contra aquello que posea los atributos de lo porvenir. Cualesquiera sean las vestiduras o modos que envuelva el futuro. Nostálgicos del ayer, ni siquiera pueden absorber y metabolizar la novedad misma del tiempo presente. Y no se trata tan sólo del ayer remoto. Sino del tiempo inmediatamente anterior al que vivimos. Y la otra categoría de los oponentes a las transformaciones sociales, es aquélla donde entran quienes auspician y luchan por el mantenimiento del actual establecimiento. El “status-quo”.
En la crónica de los desastres humanos nada es, sin duda, tan pernicioso y vituperable, como los que resultan de la obra tenaz, erosionante y perversa, tanto la que realizan quienes desean regresar, en la máquina del tiempo, al pasado, como la de quienes aspiran mantener, como sea, los privilegios, prebendas y canonjías que le deparan el disfrute de la actual posición de predominio. Se da pues así el caso, que se busca como una especie de tiempo
detenido.
O regresamos hacia ayer, o nos quedamos en el hoy. Ambas concepciones y posturas fueron las que, paradójicamente hicieron que se encontraran juntos, pongamos este ejemplo, en la vieja Francia de la revolución de 1789, los partidarios de “l´Ancien Regime” de los Borbones y los jacobinos, devenido luego en furibundos bonapartistas. Igual ocurrió cuando, en la Rusia revolucionaria, derrumbado el régimen zarista, mineralizaron, con Stalin el socialismo de los bolcheviques y los soviets.
Al congelar las células del tiempo, impidieron el avance de un verdadero socialismo democrático, humanista y pletórico de justicia, verdad y progreso. Creemos que este punto debe y tiene que ser resuelto por la sociedad
venezolana. Sea política, como electoralmente.
2. La ley es de aplicación general. En una sociedad si está confundida la idea de quién manda y quién obedece, el producto es tóxico para la defensa y salvaguarda de los intereses colectivos.
Esto viene a cuento, y lo digo, por el régimen de aplicación de la llamada “ley seca” aquí en la isla de Margarita.
Fue notoria la violación flagrante, continuada y escandalosa que hicieron la semana pasada, algunos establecimientos y locales de esa “ley seca”, ubicados uno, en un centro comercial muy conocido en Pampatar, y en el “Círculo Militar” de la misma población, así como en Guacuco. ¿Es que las cédulas de identidad y los permisos y autorizaciones de los propietarios o arrendatarios de dichos locales tiene mayor fuerza, tamaño y peso que las de los demás? ¿No es acaso, uno de los principios característicos, el de franco relieve, el mayor, de la ley, aquel que establece su aplicación general?
¿Para todo el mundo? ¿No son esas abiertas violaciones, repugnantes y expresivas de una sociedad donde unos pueden más que otros? ¿Dónde se amparan privilegios y abusos que tuercen y prostituyen el carácter igualitario, republicano, democrático, socialista que se modela y se publicita a gran alharaca? ¿Dónde está el ideario chavista? ¿Dónde queda la moral revolucionaria cuando hay leyes para pendejos y vivos que se las saltan? Por mucho menos que eso fue creándose el deterioro de la tan denostada IV República. Esperemos que en lo porvenir no se repitan estas irregularidades. Chocantes. Y muy peligrosas.

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