EL NACIONAL - Jueves 11 de Abril de 2013 Opinión/10
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El penitenciarismo socialista europeo
ELIO GÓMEZ GRILLO
Hace años cumplí prolongados viajes de trabajo por el mundo socialista europeo con la finalidad de conocer y estudiar las características de la criminalidad, de la penología y del penitenciarismo existentes en esos países.
Visité establecimientos penales y de reeducación de menores de naciones entonces socialistas como Checoslovaquia, Hungría, Polonia, Rumania, Yugoslavia...
Además, obtuve suficientes informaciones en Bulgaria y en otros Estados socialistas.
¿Cómo eran las cárceles del socialismo europeo? ¿Cuál era la verdadera situación en esos países? Comienzo por advertir que no creo que exista un denominador común exacto, preciso, riguroso que caracterice criminológica, penológica y penitenciariamente esas naciones.
Se pueden indicar algunos fundamentos estructurales comunes. El primero de ellos, y que reviste mucho interés, quizás sea el de sustituir la pena privativa de libertad por sanciones que no exijan la reclusión carcelaria del infractor. Por ello, en los penales socialistas europeos su población penal la constituía menos de la mitad de las personas condenadas.
Una segunda característica fundamental era que los penales socialistas europeos se asemejaban más a fábricas que a cárceles. Fábricas rigurosamente organizadas.
Recuerdo que quizás el modelo era el penal yugoslavo de la capital, Belgrado, donde existía una fábrica de determinados repuestos de vehículos cuya producción abastecía a todo el país. Este penal era visitado y estudiado constantemente por penitenciaristas del mundo entero.
Evoco también que en una cárcel checa de mujeres en Praga existía una fábrica de guantes para el invierno, cuya producción surtía a toda Checoslovaquia.
En Rumania, talleres penitenciarios fabricaban artesanías y muebles que exportaban virtualmente al mundo entero.
En esas fábricas penitenciarias, impecablemente organizadas, del orbe socialista europeo, trabajaban absolutamente todos los presos, salvo los enfermos o los imposibilitados para hacerlo y recibían la paga legal.
(*Por equivocación, apareció en la edición de ayer un artículo publicado anteriormente. Este era el que correspondía.)
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