Quizá un divertimento, las ilustraciones de los artículos de Vargas LLosa mueven a la curiosidad. La pieza de Fernando Vicente (El País, Madrid, 21/04/13), frecuentemente elaborada con esmero, en una buena perspectiva, capta el detalle estrábico de Margaret Thatcher. La de Ugo (El Nacional, Caracas, 28/04/13), muestra una innovación del estilo, al privilegiar la naríz, curvilínea la cabellera escasamente reflejada en los surcos del cuello.
Una rápida revisión de la prensa hispana que acoge los textos del peruano, revela que sólo la madrileña y la caraqueña se permiten una interpretación estética, incluida la versión la versión de un ilustrador que no logramos identificar (La Nación, Buenos Aires, 23/04/13). Valga acotar que, lejos de evitar el artículo de prensa en torno a un personaje que suscita irritación hacia el sur, sencillamente lo publican motivando la segura réplica de los columnistas o comentaristas.
Salvo la entrega que ha hecho para el artículo de Milagros Socorro, suponiéndola suya, hoy tenemos una buena cosecha interpretativa de Ugo para los textos de Tulio Hernández y Alberto Barrera Tyszka. Trazos en los que subyace una propia versión de lo que acontece, pues, modestamente creemos, al buen ilustrador político como un doble intérprete que resulta necesario: desde la estética y desde su indelegable punto de vista.
No es fácil la de ilustrar diariamente la prensa. Requiere del ingenio del trazo, al lado del acierto de interpretación. Todo, todo a punta de una veloz intuición, sin que disponga el autor de tiempo suficiente para meditar una noticia o una opinión de la que se enteera en el mismo acto de ilustrar, dibujar y hasta colorear, poniendo a prueba la técnica, pero también dos ingredientes adicionales: por una parte, los símbolos que idea y desarrolla,concediéndole una identidad. Y, por otra, el humor.
Humor que varía, pues, hay momentos de una inteligente inspiración, al lado del chiste más elemental. Al igual que instantes de rutinario cumplimiento, casi figurativo, formal y dejado. Los hay autores especializados en los dos últimos rubros que, por fuerza del tedio, se contentan con expresar también sus prejuicios.
No sabemos todavía de la existencia de un ensayo en torno a las ilustraciones de la diaria prensa contemporánea. Pero tenemos la impresión de un fenómeno, posiblemente impuesto por publicaciones como El Diario de Caracas, El Globo, Economía Hoy, y un poco de El Nacional, de los ochenta y noventa: tender a un mayor número de ilustraciones de los textos noticiosos y de opinión. Antes, al parecer, bastaba con el caricaturista emblemático y su única pieza, cuyo propósito solitario era el de hacer reir.
La primera ilustración es del autor no identificado; la segunda, Vicente; y las restantes, Ugo.
LB
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