
Luis Barragán
Un modo perverso de hacer política, el liderazgo antipolítico esta dispensado de cualquier referente institucional. Completamente fulanizado, bastarán las cualidades eminentemente mediáticas del agraciado para desenvolverse.
Digamos, el reconocimiento del liderazgo partió también de la constatación de una trayectoria demostrativa de méritos, avisada parcial o completamente la opinión pública de los planteamientos sostenidos y de los eventos que los sostenían y legitimaban. Algo muy distinto es el de la sobrevenida celebridad que tiene connotaciones muy particulares, pues, deseada y buscada con ansiedad, implica el vedetismo.
Intentando los remotos orígenes de la antipolítica en Venezuela, apartando la gruesa campaña que los más importantes medios – sobre todo, la televisión – adelantaron en la década de los noventa del XX, puede hablarse del gran salto que significó la campaña presidencial de 1973. Extendida campaña, los principales candidatos treparon el mundo del espectáculo para realizarla y, siendo legítima la incursión de sendos asesores que, incluso, revirtieron eficazmente la imagen policíaca de quien resultó triunfador, el debate público se vio severamente afectado por una suerte de farandulización de la política, lo político y los políticos. No obstante, volviendo las aguas a su normal nivel, años más tarde apareció una curiosa apuesta.

El vedetismo afanoso y pertinaz de Chávez Frías, más allá de Cannes, no halló equivalente en su sucesor inmediato, aunque puede encontrarlo en los mismos predios de la oposición. Acotemos, farandulizada intensamente la opinión pública en el presente siglo, la que ya despierta ante las amargas realidades, luce recomendable que las aguas vuelvan a su nivel respecto al desempeño dirigencial.
07/11/2016:
http://www.opinionynoticias.com/opinionpolitica/28085-luis-barragan
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