lunes, 4 de junio de 2012

SECUNDERO HUNIBERSIDARIO

Nos encontrábamos frente a la Plaza del Rectorado de la UCV (28/03/11) y, a lo lejos, hubo un importante jaleo que partió de la sede de la FCU, cuyo presidente lidiaba junto a sus compañeros con un número mayor de atacantes. Apenas, pudimos registrar los escasos segundos (no sabemos qué hicimos la otra parte secundera), porque - acelerado el evento - hubo una asombrosa y directa agresión física del los muchachos del PSUV que incluyó un par de puñetazos propinados a una muchacha que la pusieron contra la pared, recibiendo uno en la cara por un mastodonte que o parecía alumno regular de la universidad. Instintivamente, nos metimos procurando separar al mastodonte, pero la dinámica de la refriega fue la que lo obligó a correr para darle alcance a la muchachada opositora, mientras la joven hizo lo suyo: correr con desesperación.

En ningún momento, el servicio de vigilancia intervino por más que le avisamos. Además, uno de ellos, con suma cordialidad reverencial, le prestó el baño a uno de los agresores que, luego, se paseó con los suyos como si hubiese terminado una faena taurina. Ya presente, a quien esperaba, MF y yo convinimos en esperar unos minutos, pues - suponía el suscrito - que, por la fecha y el calibre de la agresión, habría un mínimo de movilización e indignación entre el estudiantado más cercano que reivindicaría la Plaza por su número, pero no ocurrió así.

Fuímos a buscar un par de títulos al pasillo de Ingeniería y, como pareció en el resto de la universidad, todo transcurría con una normalidad pasmosa. Digamos que, a falta de medios de comunicación, esa indolencia se multiplicó: es tanta la costumbre que, aún recibida la noticia, a la postre los hechos no existieron. Por cierto, envíamos un par de "pines" a algunos dirigentes estudiantiles conocidos y, por la red, avisamos del evento a un par de profesores, sin respuesta alguna excepto una persona que manifestó su repudio y nada más. Ahora, creemos entenderla, por todo el miedo medioambiental, aunque en el momento nos causó mucha rabia la impotencia y la displicencia generalizada.

LB


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