NOTITARDE, Valencia, 17 de Junio de 2012-06-17
El crecimiento del reino de dios (Mc. 4, 26-34)
Pbro. Lic. Joel de Jesús Núñez Flautes
El texto del evangelio de este domingo, tomado del evangelista Marcos, nos presenta dos parábolas de Jesús: la semilla que crece sola y la semilla de mostaza, con las cuales Él explicaba a sus discípulos y demás oyentes que el Reino de Dios en el mundo crece y se extiende de manera constante, firme y nadie lo puede detener.
Jesús, no hace definiciones acerca del Reino de Dios que tanto predicó en medio de sus apóstoles y discípulos, sino que lo compara y describe con elementos sacados del entorno para afirmar su realidad y hacer ver que la presencia de Dios en el mundo y en medio de los hombres es real también y que su amor se ha sembrado en lo profundo del corazón del ser humano.
El Reino de Dios se va manifestando en medio del mundo de manera paulatina, poco a poco, como el caso de las semillas que se siembran en la tierra y se van convirtiendo en un árbol que crece y luego da frutos. Así es la pedagogía divina, que va mostrándose a los hombres de manera progresiva, para que puedan comprender y asimilar, para adecuarse al mismo proceso humano y de la naturaleza que le rodea. Para que por el camino de la fe pueda irse adentrando de manera constante a los misterios de la salvación.
Nos podemos preguntar a la luz de las dos parábolas que nos presenta el evangelio de hoy ¿Qué es el Reino de Dios? Y podemos responder que es su presencia y manifestación en el mundo; es la fe, la esperanza y sobre todo el amor reinando en medio de la humanidad; es la paz, la unidad, la vida plena, la fraternidad, el bien, la justicia y la salvación ofertada a todos los hombres de todos los tiempos. Es la unión íntima entre Dios que llama a la vida plena, eterna y un ser humano que le responde y sigue con alegría en el día a día de su existencia. A la luz de lo que venimos diciendo podemos hacernos otra pregunta ¿El Reino de Dios tiene un rostro? Y la respuesta es afirmativa, el rostro de Dios en el mundo, la humanización de su amor desmedido, de la paz y felicidad que ofrece, de la vida nueva, del equilibrio y realización ha sido manifestada en Cristo Dios y Hombre verdadero. Por eso, el Reino de Dios es Cristo en medio de los hombres que los congrega en su Iglesia y los envía a predicar la salvación por todas partes; es decir, a ser testigos de lo que han visto y oído, de lo que han experimentado en el encuentro con el Maestro y Señor, con el Dios humanado que ha vencido la muerte y el pecado.
Dios ha creado al hombre en Cristo y lo ha salvado y redimido en Él, de forma gratuita, por amor y su presencia en el mundo es indetenible y su oferta de salvación es gratuita y abierta a todos.
Si el Reno de Dios está presente y crece poco a poco en el mundo, significa que para el ser humano hay esperanza en medio de tantas calamidades y situaciones adversas; quiere decir que la batalla no la gana ni la ganará el mal, que la violencia, la muerte, los vicios ni las cosas negativas de este mundo tienen la última palabra, sino que es Dios que con su presencia, con su poder y con aquellas personas que le responden y le siguen con perseverancia, permiten que el mundo crezca en los designios del proyecto de salvación que el Padre eterno tiene para los hombres en Cristo Jesús y por el impulso de su Espíritu Santo.
La Iglesia congregada y querida por Cristo (compuesta por todos los bautizados), ayuda a la construcción del Reino de Dios en el mundo, ya que ella misma es sacramento de Cristo en medio de la humanidad. Ella no es el Reino, pero contribuye a su crecimiento y extensión. A pesar que la Iglesia es pecadora, tiene sus limitaciones y errores, porque está compuesta por seres humanos limitados; al mismo tiempo es santa por quien la fundó y sostiene y contribuye a que su presencia en el mundo logre el crecimiento del Reino de Dios que sigue fortaleciéndose en medio de los hombres. Por eso, la Palabra de Dios en este domingo nos invita a derrotar el pesimismo, la desesperanza y que crezcamos en la confianza y la certeza de saber que no vamos solos por la vida, sino que Cristo nos sostiene y acompaña para que podamos alcanzar la victoria final.
Así como el milagro de la vida es real y vemos como desde el vientre de la madre crece y se desarrolla un ser humano, así Dios actúa en medio de los hombres con su amor y poder.
IDA Y RETORNO: Hoy celebramos el día del Padre en Venezuela. Aunque es un día comercial, vale la pena resaltar y aplaudir el amor, el trabajo, la dedicación, el desvelo y preocupación de los buenos padres por sus hijos. Felicito a mi papá desde aquí y a todos esos hombres que son educadores y formadores de sus hijos; que con sus valores hacen de sus hijos hombres y mujeres de bien. Tienen ustedes el mejor modelo de paternidad que es Dios, pídanle a Él la fuerza y las luces para ser mejores padres cada día. Que Dios bendiga a todos los padres en su día y les premie con el regalo de una familia e hijos felices.
Fotografía, Frank Siteman: Secuoyas gigantes en el parque estatal de Jedediah Smith, en California, EE. UU. (El País, Madrid, 14/06/12)
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