sábado, 10 de marzo de 2012

T.V.



















EL NACIONAL, Caracas, 03 de Agosto de 2002
Géneros que desatan pasiones
géneros|educativos|exotéricos|culinarios|
Set para intelectuales, cocineros y brujos
Pablo Villamizar

El control remoto retrocede unos años en el tiempo, gracias al pulgar derecho del periodista Nabor Zambrano, para observar con alta definición la época dorada de un género actualmente extinto en la agenda programática de los canales venezolanos: la televisión cultural y educativa.

Lo primero que sintoniza Zambrano –en ese primer destello de recuerdos en blanco y negro– es Valores Humanos, espacio paradigmático que se inició en 1953 (tuvo más de 1.200 ediciones) y fue conducido por Arturo Uslar Pietri, quien además llegó a participar, junto con Juan Liscano y Alejo Carpentier, en un programa de concursos llamado El Torneo del Saber.

Se trataba de una televisión hecha en casa, con escasez de recursos de producción en la cual, además de carencia de imágenes, predominaba la figura del conferencista o maestro en pantalla como el caso, por ejemplo, de Qué Tiempos Aquellos y El Programa Musical con José Antonio Calcaño, a quien se le escuchaba decir con voz parsimoniosa: “Suficiente, suficiente”.

Con ellos también aparecerían otros importantes programas como Anecdotario; Kaleidoscopio; Gran Teatro; Ciclorama con Franklin Vallenilla; El Cuento Venezolano Televisado realizado por Román Chalbaud; Venezuela Nuestra con América Alonso y Orangel Delfín; Las Cosas Más Sencillas con Aquiles Nazoa; Líricos en Familia con Flor García y Rubén Malnes; Juventudes Musicales de Venezuela; Clásicos Dominicales con Isabel Palacios; Contratema con Adriano González León; Crónicas con Carlos Eduardo Misle (Caremis); Cinemateca del Aire con Rodolfo Izaguirre; La Tierra y su Gente con Aurora Martínez; Síntesis y Encuentro Con de la Fundación Bigott, por sólo mencionar algunos.

Fueron, sin lugar a dudas, producciones fecundas (sin contar las telenovelas basadas en obras literarias), realizadas por individuos de mucha constancia que, bajo la idea ilustrada de la difusión cultural, quisieron al país y se portaron responsablemente con el auditorio. “Ver esos programas –rememora Zambrano– era como sentarse a oír a sabios”.

El espacio de la página se agota para este segmento, sin embargo, es imperdonable no recordar, en el área educativa, Tribunal Juvenil; El Mundo Animal con Alonso Gamero; En el Jardín de Infancia; Teleprimaria y Telesecundaria; Mundo de Papel; Sopotocientos (versión criolla de Plaza Sésamo); Con mis Amigos; Tricolor TV y la mítica Plaza Sésamo, producida por la Children’s Television Workshop. Primer corte.

II
Menú de hoy: muslos de pollo glaseados con jengibre y albaricoque. Eso sí doñita, ponga mucha atención. Recuerde que usted puede hacerlo sola allá en su casa. Por favor, tome nota de los pasos e ingredientes que aparecerán en su pantalla a través del generador de caracteres. Okey, ¿está lista? Perfecto. ¡A cocinar! Bien, tome dos cebollas tiernas, píquelas y colóquelas en una cazuela junto con los seis muslos de pollo. Ahora encienda la hornilla. Por cierto, ¿sabía usted –y esto se lo cuento a manera de chisme culinario– que Cocinando con las Morochas con Berta y Carmen Cavalcanti (Venevisión) y La Perfecta Ama de Casa con Ana Teresa Cifuentes (RCTV), son considerados los arquetipos del cooking show en la historia de la televisión venezolana? Sí señora, así como lo oye.

Imagínese que la Cifuentes estuvo con su espacio nada menos que 20 años al aire. ¡Claro!, fue uno de los más conocidos, aunque también estuvieron por allí otros segmentos, hoy ya desaparecidos, como el de La Señorita Mavesa. Usted sabe, la cocina rebasó sus fronteras domésticas e incursionó en los medios audiovisuales con el fin (como me explicaba un día el amable Bernardino Herrera, investigador del Ininco) de tipificar los gustos culinarios de la clase media, atraer muchos anunciantes y, por supuesto, conservar los valores de la cocina nacional.

¡Exacto! Agregue la confitura de albaricoque, el jengibre rayado y la salsa de soya. Ahora cocine unos 25 minutos a fuego lento. Bueno, como le decía, fíjese que los programas de hoy son conducidos por hombres de todas las nacionalidades. ¡Qué delicia saber que ahora son ellos quienes andan metidos en la cocina! Tenemos al español Ángel Lozano en El Observador acompañado por su asistente María que, por cierto, anda siempre con mala cara.

También están el italiano Dino D’Avanzo en Televen; el francés Jacques Decroq en VTV; y Así Cocina Soucy con Héctor Soucy en Globovisión. En todo caso, la oferta es variada. Casi todos los canales venezolanos tienen a alguien cocinando para usted. Ni hablar, por ejemplo, de la televisión por cable con 24 horas de programación dedicadas al mundo de la comida. Provoca engordar, ¿verdad? ¡Muy bien! Perfecto, el plato le va a quedar divino. Se trata de una receta para seis personas. Okey, sirva con arroz. Bueno, hasta la próxima y, por favor, no se olvide de comprar en el automercado los productos que aquí le recomendamos. Son los mejores. Adiós, au revoir, ciao y, por supuesto, ¡buen provecho!
III
Vamos con Leo, el signo zodiacal de esta Edición Aniversaria. Hoy te encontrarás en la puerta de tu casa, con miles de ojos lectores, recibirás muchos regalos y te halagarán diciendo que estás espectacular, extraordinariamente bella. Eso sí, ten cuidado con las páginas en blanco y los errores de ortografía porque te aparece la carta de El Ahorcado. Okey, eso es todo. Bueno amigos, después de comerciales hablaremos de Virgo. Ya regresamos. No se despeguen de sus pantallas. El futuro está aquí.

Tulio Hernández –sociólogo– arruga la frente, toma el control remoto y apaga el televisor. Luego afirma que la razón de ser de gran cantidad de programas de corte seudoexotérico de la pantalla chica venezolana responde a una suerte de fast food del espíritu en tiempos de posmodernidad massmediática. Tomaron auge a principios de 1990 y están dirigidos a un público con bajo nivel educativo, ávido de orientación.

De los primeros en la historia de la televisión nacional se recuerda a Horangel y Los Doce del Signo, transmitido al final de los años setenta. Bernardino Herrera toma el control (remoto) y señala que éste no era presentado como un culto, sino como una versión menos comprometida que no permitía poner en duda los valores religiosos católicos más aceptados socialmente. Años después el caballo del espectáculo, frente a lo que suponía una crisis espiritual con la llegada del nuevo milenio, se desbocó y la Iglesia Católica, observando un imaginario nutrido con astrología, quiromancia, numerología y demás prácticas adivinatorias, empezó a temblar.

En efecto, actualmente se encuentra de todo en la viña del Señor Televisor: La Diosa de los Astros y, más recientemente, Échate las Cartas con Adriana Azzi (“pisciano de mi vida, pisciano de mi corazooón”); La Clave del Éxito con Hermes, quien no sólo da consejos astrológicos sino también el numerito para ganarse la lotería; Las Brujas –hoy fuera del aire– con tres cómicas pitonisas posmodernas; De Que Vuelan Vuelan con Eduardo Morfe, Osiris Barboza y Janin Farías (quienes adivinan el futuro con el dominó y preparan fórmulas mágicas); Los Astros y Tú con Carlos Fraga, gran predicador de la autoayuda; Walter Mercado, suerte de ser andrógino (¿bruja, brujo?) con elementos de showman que lee las cartas; y Pare de Sufrir, espacio religioso al estilo Sábado Sensacional con conductores brasileños que le dicen al televidente: “Él se curó, mírelo con sus propios ojos. ¡Fue la oración fuerte al Espíritu Santo!”.
pablovillamizar@yahoo.com

Fotografía: Ana Teresa Cifuentes. Momento, Caracas, nr. 235 del 13/01/61.

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