domingo, 9 de enero de 2011

¿un salvavidas?


San Mateo, 3: 13-17

En su homilía de hoy, el Padre Pedro Trigo (SJ) señaló que los Evangelios son – a la vez – ventana abierta y espejo, ya que nos lleva a la vida de Jesús y la de las comunidades lo que vivieron. Juan pensaba que Dios vendría personalmente o enviaría a alguien a juzgarnos, con hacha de leñador para derribar los árboles que no dieran fruto, pero no ocurrió así. Envió a su Hijo, quien hizo la cola de los pecadores para bautizarse: ¿acaso no estaba libre de pecados, siendo Hijo de Dios?, ¿lo confesaría en primera persona del singular?, ¿era así de hipócrita? No obstante, Jesús confesó en primera persona del plural, cargó con nuestros pecados, cupimos todos en su corazón. Y al entender el bautismo de Jesús, lo haremos con toda su vida.

Jesús nos salva, asumiéndonos a todos. No es que, desde las alturas, lanza un salvavidas, “todopoderoso y eterno”. Es misericordioso y está muy contento de serlo. Se trata de un amor incondicional que nos da siempre el “Sí”, como dijo San Pablo, y espera del nuestro: decidimos, pero podemos pedirle que nos dé fuerzas para hacerlo.

Jesús llegó al extremo de perdonar a sus asesinos. Tiene un corazón inmenso. Digamos “Sí” para vivir en Jesús y, al hacerlo, los demás también tenga la oportunidad.

Ilustración, Juanita Guccione, East River, 42wx30, oil, 1951: http://www.juanitaguccione.com/wp-content/uploads/2010/09/190-L-East-River1.jpg

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