jueves, 5 de julio de 2012

CERCANOS

Cercanías del 5 de Julio
Luis Barragán


Suelen revelar su importancia en la perspectiva histórica, ya que – en su momento – las sesiones parlamentarias con motivo del Día de la Independencia exponen una actividad de Estado que también suscita el hastío o la indiferencia general.  Luego de 1958, el Congreso de la República concedió la tribuna estelar a los senadores, en una etapa, y a los diputados, en la siguiente,  con una sola excepción que recordemos, hasta que seleccionó a una persona extraña al cuerpo en 1999, Jorge Olavarría, para un célebre, necesario  y oportuno discurso de fácil hallazgo en la red. Por cierto, iniciativa emulada por el actual régimen, pues, en más de una década, dominando la Asamblea Nacional, ha invitado a historiadores de oficio o a dirigentes juveniles afines para dirigirse al país.

Hubo oradores de un radical celo para redactar su pieza, al lado de otros que estimularon y recibieron el concurso de especialistas o correligionarios.  Si se quiere, significa poco el detalle cuando el deseo es el de acertar en la apreciación de las circunstancias vividas y de las que se vivieron remotamente. No obstante, la interpelación apunta a la propia fecha.

¿Por qué de la apatía popular hacia el acto parlamentario y la misma voluntad de independencia, como no ocurre en otros países?; ¿los festejos pertenecen exclusivamente al Estado que, a lo sumo, abre sus puertas al  tradicional o repetido desfile militar?; ¿únicamente actualizamos el culto escolar a Bolívar?; ¿los eventos oficiales enmascaran una realidad, sirviendo – apenas – de soporte simbólico al régimen que goza de otras instancias e inversiones contundentes?; ¿hasta dónde llega el planteamiento crítico desde la tribuna parlamentaria y con cuál audiencia efectiva cuenta? Obviamente, hay períodos contradictorios en el papel de los legisladores, en los que sobran las exaltaciones al lado de los que protocolizan las demoliciones morales, rigurosamente contextualizados.

Una de esas etapas o períodos  abarca la década de los noventa, cuestionadas las instituciones hasta el infinito.  Y, aunque luce superior a la actual Asamblea Nacional, desde tiempos lejanos el Congreso de la República se hizo el domicilio seguro de lo peor, como lo ejemplifica un artículo de José Vicente Rangel (El Nacional, Caracas, 22/08/79), que contrasta con otro más ponderado y justo, como el de Alfredo Tarre Murzi o Sanín (ibídem, 14/07/92), en medio de la tempestad.

Pocos ya recuerdan que, antes de despedir el siglo, la satanización paradójicamente alcanzó sus más altos decibeles desde los sectores que, a la postre,  resultaron aplastados por Chávez Frías, quien los utilizó espléndidamente en su ascenso. Apenas, por ilustrar el caso, el derecho a réplica planteado a los fines de una reforma constitucional, hizo más fuerte la estridencia descalificadora, a pesar de su definitiva imposición por el constituyente de 1999.

Interesándonos más en la reseña que obedece a una línea editorial, que en la directa consulta del Diario de Debates, hallamos como oradora central del 5 de Julio de 1992 a la diputada Paulina Gamus. La periodista, Rosita Caldera,  además de registrar las varias veces que naturalmente los aplausos irrumpieron durante la sesión solemne, destacó el trastocamiento de los valores invocado: “… Supuestos demócratas elogiando a golpistas; beneficiarios de todos los gobiernos y burócratas de oficio en estos 34 años de democracia, transformados en sus mayores críticos, cadáveres revolucionarios de los 60 que resucitan y corruptos de siete suelas pidiendo a gritos que se acabe la corrupción”.

Por entonces, seguramente estimada como una reacción a la defensiva de la diputada Gamus,  independientemente de la opinión que podamos sostener en torno a su trayectoria, la perspectiva histórica nos ofrece el perfil de una dramática denuncia, porque – apuntó – “no son precisamente los dirigentes políticos, los que figuran entre los beneficiarios: tampoco de los 500 mil millones en avales y créditos que jamás se pagaron a la nación” (Ibídem, 06/07/92). Apunte que quedó solapado entre las páginas interiores de un diario que antes resaltaba la ceremonia parlamentaria, retrata muy bien el debate de fondo que los denominados “Notables” de la época no quisieron dar y profundizar.

Otra fecha clave, la oradora central del 5 de Julio de 1998 fue la diputada Ixora Rojas, quien ejerció la presidencia de la Cámara y, abandonada toda investigación relacionada con su gestión, la que rasgaba las vestiduras morales de los que después administraron el parlamento, parece ya relevada de toda responsabilidad. El periodista Alcides Castillo recogió segmentos interesantes, respecto  a la denuncia que la Oradora de Orden hizo sobre los ataques al Congreso orientados al desplante autoritario; o el problema de la deuda y la debilidad del presupuesto públicos, recordando la superación de viejos períodos de guerras civiles, dictaduras, miserias, epidemias: “Cuando existen tantas acechanzas – dijo – sobre la democracia y la gobernabilidad; cuando se ha atentado contra ella con los tanques; cuando se pretende usarla buscando el manto legitimador de los votos para despojarla luego de lo que es su esencia”.

Advirtió la diputada Rojas que “la democracia no  es sólo un principio legitimador del poder político, sino que es el único principio de legitimación política”, por lo que planteaba “en la etapa crucial (…) una vanguardia constructiva, de un consenso de ancha base política y social (…) capaz de derrumbar las incertidumbres, los temores y las amenazas desestabilizadoras” (Ibidem, 06/07/98). Por cierto, acotemos, estaban cerca los comicios que, al distinguirse del presidencial, marcó un precedente importante: el multipartidismo y la descentralización.

Interesante e indispensable ejercicio el de comparar los otros 5 de Julio que hicieron también la polémica pública en Venezuela, a pesar de las condiciones y limitaciones generadas por cada coyuntura. Puede aseverarse la clandestinidad de los Diarios de Debate del parlamento venezolano, tardíamente publicados y distribuidos (la actual Asamblea Nacional no lo hace desde 2001), pero también que hubo un mayor alcance gracias a los reportajes libérrimos de una prensa segura de su fuente, por lo que tampoco puede decirse que nadie, absolutamente nadie, no fuese advertido de lo que venía, por mucha displicencia que hubiera sobre los actos del Día de la Independencia.

Fuente: http://www.opinionynoticias.com/opinionpolitica/12207-cercanias-del-5-de-julio


Post-data (05/07/12):  La ilustración es de Eneko, tomado de Economía Hoy (Caracas, 23/08/91). La república del petróleo crudo y de la gasolina, definitivamente entronizada en la etapa histórica actual.

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