San Marcos, 9: 1-9
En su homilía de hoy, el Padre José Martínez de Terreiro (SJ) dijo de un día glorioso, pasando la transfiguración por lo que Dios dice de su Hijo: escúchenlo. Ahora hay muchas voces como las que provienen de la política, la publicidad, el interés egoísta. La transfiguración ofrece el contraste con el Cristo doloroso en la Cruz.
La idea que tenían era el mesías militar, guerrero, quien pondría a Israel a la cabeza del mundo. Así también lo creyeron sus discípulos. Pedro estaba sorprendido, cuando se vio como una suerte de vicepresidente de ese poderoso Israel. No estaba convencido: atestigua la transfiguración, donde ve a Moisés y a Elías, representantes de la ley y los profetas. Confusión: no hay palacios, o algo parecido. Ofrecen chozas, los asustados discípulos.
Personas que sufren enfermedades, desempleo, pelea familiar, muerte. La reacción es otra. Venganza, odio. Nos orientamos hacia el mal. Nos enfrentamos. Jesús reacciona diferente, incluso, ante el traidor Pedro. Hay un modelo sufriente de El. Perdónalos, no saben lo que hacen. Importa el cómo aguantar con paciencia. El camino al cielo está hecho de humildad. No significa callarse protestando pacífica, democráticamente. Escuchemos al Padre. Hagamos ejercicios espirituales.
Interactuando con la feligresía, dijo que el sacrificio del hijo de Abraham era una prueba, una demostración de fe. No permitiría que matase a su hijo. E, incluso, comentó un feligrés que trabaja en una funeraria, lo que ha oído cuando matan a alguien y hay pruebas de matar a tres por ello.
Gén., 22: 1-2, 9-13, 15-18.
Salmo 115.
Rom. , 8: 31-34.
Ilustración: Tomás Ortega, "Serenidad"
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