EL MUNDO, Barcelona, 30 de noviembre de 2017
UNA COLUMNA CON VISTAS
¿Quién puede parar a Kim?
Iñaki Gil
Kim lo ha vuelto a hacer. El líder gamberro del Estado más gamberro ha disparado un petardo que ha soliviantado a toda la comunidad de vecinos.Sólo que el petardo de Kim Jong Un, líder de Corea del Norte, era un Hwasong-15 y la vecindad enfadada es el mundo.Este misil balístico intercontinental (ICBM) es el tercero de la serie. Voló unos 50 minutos y ascendió 4.500 km, unas diez veces más alto que la órbita de la Estación Espacial de la Nasa. Si hubiera seguido una trayectoria más habitual, su recorrido superaría los 13.000 kilómetros y podría haber impactado en Washington o Europa. El 3 de septiembre, Corea del Norte llevó a cabo su sexto ensayo nuclear. El más potente. Según el régimen, era una bomba H tan pequeña como para ser alojada en un misil.Porque nadie fabrica ICBMs si no piensa dotarlos de cabezas nucleares. ¿Comprenden ahora la alarma mundial? Expertos citados por la BBC calculan que los ingenieros de Kim están a dos o tres años de lanzar una bomba atómica con un misil de este porte. El paso final es crítico. No sólo es cuestión de alojar la cabeza nuclear en el misil. Éste no se tiene que desintegrar en su reentrada a la atmósfera terrestre. Por eso es significativo que las primeras informaciones de Japón hablaran de tres impactos. El petardo de Kim se rompió antes de caer en aguas del Mar de Japón.Aspectos militares al margen, la voluntad de Kim de hacer de Corea un Estado nuclear, como él ha presumido, alarma en todas las capitales del mundo.Los rusos están muy enfadados con Kim. Les ha dejado en ridículo: la víspera declararon que a raíz de sus iniciativas, estaba dispuesto a congelar sus pruebas nucleares y balísticas.La autoridad de China, sostén económico de la dictadura coreana, está también en cuestión. Xi Jingping envió hace poco un emisario personal. Nada se supo de su gestión pero el misil de Kim demuestra que la presión de Pekín no le hace mella. Y eso irrita a los chinos porque justifica la presencia militar de EEUU.Trump también tiene razones para el enojo. Sus amenazas, las maniobras militares, con tres portaviones en aguas de Corea del Sur, tampoco han frenado al heredero de la dinastía comunista. La retórica belicista del presidente americano, que tiene 28.500 soldados en Corea del Sur, ha sido criticada con razón. Confiemos en la diplomacia pero, después de ocho rondas de sanciones de Naciones Unidas, ¿quién puede parar a Kim?
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