EL NACIONAL - Miércoles 27 de Mayo de 2009 Opinión/9
Hora Mundial
Comunismo cuartelario
DEMETRIO BOERSNER
Con su total centralización del poder en manos del Presidente y del partido oficial, su efectiva anulación de los recientes resultados electorales regionales y locales, su persecución contra opositores y represión de actos de inconformidad, sus cotidianos insultos y amenazas contra medios y personas inconformes, y su arremetida expropiadora, ya no contra la gran propiedad privada sino también contra la mediana y pequeña, el actual régimen venezolano ha cruzado en forma definitiva la línea divisoria entre la democracia y el despotismo.
Los métodos empleados para consolidar el despotismo en Venezuela tienen una obvia afinidad tanto con los del fascismo como con los del estalinismo. Hace poco, algunos colegas señalaron acertadamente que, si bien en Venezuela se aplican métodos represivos característicos del fascismo, estos mismos métodos también son propios y típicos del "comunismo cuartelario" estalinista.
La diferencia esencial está en que el fascismo era defensor del gran capital monopolista privado y tenía por base filosófica la creencia en la desigualdad humana, en tanto que el estalinismo pregona la estatización total y pretende (aun cuando falsamente) ser paladín de la igualdad. La Venezuela actual se aproxima más al segundo modelo que al primero.
El concepto de "comunismo cuartelario" (Kasernenkommunismus) fue creado por Carlos Marx en el año 1871 cuando arremetía contra la prédica perversa del ruso Sergio Nechayev, provocador y estafador que durante algún tiempo logró congraciarse con Miguel Bakunin. Nechayev pregonaba la implantación violenta de un régimen seudorrevolucionario dirigido por una reducida vanguardia selecta de dirigentes con poder total y excluyente. El horror y rechazo de los clásicos del socialismo y de la democracia social frente al "comunismo cuartelario" fue absoluto. Pero lamentablemente ese sistema logró imponerse en el siglo XX en la URSS, en la China de Mao y en la Cuba castrista. Aun cuando el rumbo del proceso venezolano es más "comunista cuartelario" que "fascista", la similitud de métodos y el odio común hacia la democracia liberal y la socialdemocracia hacen que las dos corrientes se aproximen y a veces se alíen. En el mundo entero abundan actualmente los ejemplos de confluencia y fusión "rojiparda". En Venezuela se conoce, en ese sentido, la importancia de los insumos "ceresolianos" al lado de los predominantes de ultraizquierda.
Fotografía: Salvador Dalí.
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