miércoles, 9 de mayo de 2012

TODO LO CONTRARIO


EL NACIONAL - Lunes 07 de Mayo de 2012     Cultura/3
El foro del lunes
LUISA RICHTER La pintora nunca quiso reflejar la guerra en sus cuadros
La pupila de Willy Baumeister cree que la crítica no debe condenar a priori la escena artística contemporánea. Reconoce que hay nuevos medios, pero que el impulso de crear se mantiene en todas las épocas
"No me interesa la política en el arte"
CARMEN V. MÉNDEZ

No es casual que la quinta de Los Guayabitos donde vive Luisa Richter se llame Marco. Para la pintora, es un componente esencial de la obra de arte. Sus cuadros serían otros sin la luz del crepúsculo que entra por la ventana. "Mi casa es el marco de mis cuadros", dice la artista, que vino de la Alemania de la posguerra en 1955, con sus obras en la maleta, y nunca más se marchó. Mientras disfruta un café preparado en greca y unas galletas de mantequilla, conversa sobre varios temas: la fascinación de pintar, la necesidad de huir de las modas y de la politización, así como el estado del arte contemporáneo, cuya escena es tan diversa que a su juicio no puede ser criticada a priori, de manera unilateral.

--¿Es cierto que se considera más pintora que artista? --Soy pintora, profesora, soy el único Premio Nacional de Educación en Artes Plásticas del país. El año pasado en la Universidad Simón Bolívar me dieron el doctorado honoris causa. Entonces también soy doctora. Pintar es hacer cuadros, hacer trazos, artista es ser muchas cosas, es un territorio más amplio.

--¿Cuál es a su juicio el estado del arte contemporáneo? ¿Está vacío de contenido? --Eso dicen con frecuencia los periódicos, pero no creo que se deba generalizar así sobre la situación actual del arte. China tiene su mundo, al igual que Rusia, Alemania, Estados Unidos o Latinoamérica. Creo en la actividad de uno mismo, no en lo colectivo. He contado varias veces que cuando tenía 3 años de edad, mi papá, que tenía más de 40, quería tener algo de tranquilidad, así que me dio unos lápices y comencé a dibujar. Cuando cumplí 80 años, en mi pequeña ciudad, en Besigheim, cerca de Stuttgart (donde tengo todavía mi casa) me hicieron un homenaje y mostraron como arte esos dibujos que hice con apenas 3 años. Cuando me preguntan por la actualidad de la pintura, respondo: cada instante es invisible y es el volumen de lo desconocido. Diría que es una realidad pensada en la visibilidad. De joven trabajé en cinco casas de ediciones para tener dinero y poder viajar a Francia e Italia. En Roma vi una obra de Malevich, el Cuadrado blanco sobre fondo blanco, y me fascinó. Eso lo pintó en 1912; el primer cuadro abstracto era de Kandinsky en 1910. Hace ya un siglo. Hoy día con todos los medios técnicos hay una facilidad de reproducir, pero eso no invalida los impulsos creativos de cada uno.

--Pero pareciera que todo el arte tiene que ser conceptual, o instalativo, o minimalista.

--¡Qué va! Al contrario. En las ferias de arte vi las obras conceptuales y me di cuenta de que uno antes que nada tiene que definir lo que quiere decir conceptual. Para mí, el concepto es pintar, hacer rayas. Pienso en los textos del filósofo Walter Benjamin en 1945, escritos justo antes de su suicidio en Portbou, en la frontera entre Francia y España. Él señalaba precisamente que es una maravilla cuando uno tiene la capacidad de expresar ideas a través de rayas horizontales y verticales. Lo mismo pasa con la poesía.

(Recita a Reiner María Rilke, uno de sus autores favoritos, en su lengua original): "Yo vivo mi vida en anillos crecientes/que sobre todas las cosas se extienden./Quizás el último no alcanzaré,/pero sí lo intentaré./A Dios le doy vueltas, Torre de tiempos,/y así volteo milenios/todavía sin saber si soy viento, halcón/o acaso una enorme canción".

Este poema habla sobre que nunca hay una respuesta objetiva sobre los altos y bajos de la vida. Si te interesa, los grandes artistas para mí son Rafael, Cézanne, mi gran maestro Willy Baumeister, Max Ernst y hasta el filósofo Kierkegaard.

--¿Es un cliché decir que los alemanes están marcados por el expresionismo, al igual que los venezolanos lo están por la geometría? --¡Qué puedo decir! Puede que algunos de mis contemporáneos en 1945 ­cuando comencé a estudiar en la Academia Libre de Stuttgart­ tuvieran la influencia, pero el expresionismo alemán a mí como alumna de Willy Baumeister no me hizo tanta mella. Tengo mucho de la abstracción, aunque no el estilo geométrico. En mi obra puedes ver que yo no andaba en ismos. Me interesaba tener mi libertad, hacer mis cuadros como quería. En esa época de la academia sólo tres estudiantes defendíamos la figuración.

--Usted llegó a la Venezuela moderna de Carlos Raúl Villanueva, de Jesús Soto, Alejandro Otero y Carlos CruzDiez. ¿Ellos influenciaron su manera de ver el arte? --Nunca. Llegué en diciembre de 1955. Luis Malaussena, el arquitecto que era la mano derecha de Marcos Pérez Jiménez, acababa de construir la autopista Caracas-La Guaira. Me impresionó tanto que empecé a pintar esos cortes de tierra. Ellos mismos despertaron la necesidad de seguir mi propio camino.

--Vivió la Alemania del Tercer Reich. ¿Qué peso tiene eso en su obra? --Yo era una niña, pero te puedo contar. Está la experiencia de los bombardeos.

Esas tensiones son situaciones que pasaste de las que no puedes huir. Recuerdo el 4 de diciembre de 1945, antes de que terminara la guerra, hubo un bombardeo cerca de Besigheim. ¡Fue horroroso! Son situaciones que te quedan, pero nunca quise reflejar la guerra en mis cuadros. No me interesa la política en el arte. Es verdad que uno convive con ella, pero no podemos hablar tanto sobre eso. Cuando Baumeister hablaba del acontecimiento de la guerra dentro del hombre mismo, lo hacía a través del Poema de Gilgamesh. Hizo una secuencia de grabados sobre este tema. Cuando se terminó la guerra entré en la Academia Experimental Marz, luego en la Academia Libre de Stuttgart y finalmente en la Academia Nacional de Stuttgart. Fue cuando empecé a pensar en lo que es introspección. Esa era la ideología de Rudolf Steiner y la Waldorfschule, la antroposofía: "Pensar, sentir y querer".

Fotografía: Samuel Hurtado

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