domingo, 8 de mayo de 2011

CAMINANDO


NOTITARDE, Valencia, 8 de Mayo de 2011
Lo reconocieron al partir el pan (Lc.24,13-35)
Pbro. Lic. Joel de Jesús Núñez Flautes

Este tercer domingo de Pascua, nos presenta la escena del evangelio de Lucas que nos narra el encuentro de Jesús con los dos discípulos que van camino a Emaús, alejándose de Jerusalén, huyendo llenos de temor, van derrotados, desesperanzados, sin fe, ya que ni siquiera habían creído en lo que las mujeres que fueron al sepulcro dijeron. Sin embargo, el encuentro con Jesús resucitado los hace salir de aquel cuadro psicológico depresivo y los entusiasma, los reanima, los conforta y los capacita para ir a anunciar a sus compañeros que están en Jerusalén lo que han visto y oído.

Hay unas características de esta aparición de Cristo resucitado a los discípulos de Emaús que tienen elementos comunes con las otras apariciones que Jesús realizó a sus discípulos: 1. La aparición de Jesús sucede en el domingo, el "primer día de la semana". Esto indica la importancia de éste día, el día que ahora conmemoran los cristianos para festejar la resurrección de Cristo. 2. La iniciativa es de Jesús que aparece de improvisto y en este caso se hace el encontradizo y se acerca a los discípulos que van a Emaús. Dios siempre toma la iniciativa para acercarse a la vida del hombre, para brindarle su amor, su gracia, su misericordia, su perdón, su bondad, su paz y felicidad; lo podemos ver manifestado en la vida pública de Nuestro Señor, Jesucristo, que nos muestra el rostro auténtico de Dios. 3. Cristo no es reconocido en un primer momento por quienes lo ven y oyen, sino luego, por un gesto característico suyo, en este caso la "fracción del pan" (que sin duda llevaría a aquellos discípulos a recordar la Eucaristía, la Última Cena). 4. Sucede durante una reunión o comida; en este caso en una cena; que hace recordar a aquellos discípulos aquella noche santa en que compartieron con su Maestro; la noche antes de padecer. Los Hechos de los apóstoles y el mismo San Pablo nos contarán como los cristianos todos los domingos se reunirán para compartir el pan; en otras palabras para celebrar la Eucaristía, comer el Cuerpo y la Sangre de Cristo (Hech. 2,42; 1Cor.11,17-34). Lo que todos los domingos celebramos los cristianos católicos.

Aquel encuentro de Jesús con los discípulos de Emaús pasa por tres momentos claves que los ayudó a salir de su estado depresivo; son las mismas claves que pueden ayudar al cristiano de hoy, al hombre y mujer de hoy para vivir un encuentro profundo con Cristo resucitado: 1. La clave escriturística o de Las Sagradas Escrituras. Cuando Jesús se acerca a los discípulos y escucha lo que ellos le dicen les empieza a explicar con Las Escrituras; es decir, con los textos y profecías del Antiguo Testamento todo lo que tenía que pasar con su persona y escuchar estas palabras hacía que el corazón de aquellos discípulos "ardieran de emoción". Ellos no lo podían ver, estaban totalmente desesperanzados, tristes y estas palabras los comienzan a entusiasmar. 2. Como lo referimos anteriormente, la otra clave es la eucarística, al partir el pan. La conversación de los dos discípulos con Jesús, hace que surja una amistad y por eso sin reconocerlo todavía lo invitan a cenar y "sentado a la mesa con ellos tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. A ellos se le abrieron los ojos y lo reconocieron, pero él desapareció". Lucas deja ver claramente aquí las palabras con que Jesús instituyó la Eucaristía, su presencia viva y real en el pan y vino consagrado, que se convierten en su Cuerpo y Sangre: "Hagan esto en memoria mía"; como lo recogen los demás evangelios y Pablo. En la Eucaristía el cristiano se encuentra con Cristo resucitado. Él sigue presente en la comunidad de una manera nueva y real. En la Eucaristía se da la unión entre el Pan y la Palabra. 3. La tercera clave es la eclesial, la fraternidad. Cristo está presente en la comunidad de los hermanos, en los que comparten una misma fe en Él. Los discípulos de Emaús después de haber visto al Señor y saber que estaba vivo, regresan a Jerusalén a reunirse con los demás apóstoles y les anuncian lo que les ha sucedido. Es la Iglesia reunida que ahora sale llena de valentía, reanimada por el Señor a anunciar su Palabra y a reunir a los hermanos, a los creyentes entorno a la Fracción del Pan; la Eucaristía. Aquella primitiva comunidad de creyentes se convertirá de ahora en adelante en signo, en sacramento de la presencia de Cristo que sale a anunciar que Él está vivo.

IDA Y RETORNO: Felicitaciones a mi mamá y a todas las madres en su día. Que el Señor las bendiga y recompense sus afanes, sus esfuerzos, sus desvelos, sus trabajos, su amor, toda su vida, que Él las ayude en sus proyectos e ilusiones y las siga llenando de su gracia para que sean felices en esta vida y después en la vida eterna. Dice una canción cristiana: "Tan grande es la madre, que hasta Dios quiso tener una". Que pasen un feliz día y agradezcan al Señor el don de la maternidad que les ha regalado; el don de dar vida y de ser instrumentos de Dios en medio del mundo.

Ilustración: Magdalena Fernández

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