martes, 8 de marzo de 2011

DE LA OFERTA EDITORIAL BAJO EL CONTROL DE CAMBIO


EL NACIONAL - Lunes 07 de Marzo de 2011 Cultura/3
El foro del lunes
MARIANA LIBERTAD SUÁREZ coordina el sello universitario Equinoccio
«En la editorial, uno de nuestros retos es lograr la autogestión»
La independencia financiera y la internacionalización son las primeras diligencias en la lista de prioridades que se ha propuesto la nueva directiva de la entidad sin fines de lucro
MICHELLE ROCHE R.

Se aproxima el primer equinoccio del año y con éste la camada de libros de la editorial universitaria cuyo nombre, como una apuesta a la armonía de los contrarios, honra el momento del año en el que la noche y el día tienen igual duración. Con su espíritu siempre ponderado en medio del pandemonio, mientras algunas editoriales prefieren importar títulos que consideran éxitos seguros de ventas, el sello creado por la Universidad Simón Bolívar en 1973, Equinoccio, acaba de introducir en las librerías nacionales un ensayo académico de Sandra Pinardi, La idea moderna de obra de arte, que pertenece a la Colección Indaga, y otros seis títulos en los géneros de narrativa y poesía de su ya célebre Colección Papiros.

Entre las obras de género lírico se encuentran Fanes de José Delpino, Campanas de Nogueira de Joaquín Marta Sosa y Desasosiegos de Jesús Alberto León. Su Serie Narrativa incluye tres colecciones de cuentos: Todas las ciudades son Isabel de José Tomás Angola, Los zapatos de mi hermano, oficios y otros relatos de Heberto Gamero y El bosque de los abedules de Enza García Arreaza, joven que resultó galardonada en el año 2010 con la tercera edición del Premio Nacional Universitario de Literatura, organizado por la casa de estudios de Sartenejas.

Los libros se presentarán durante las I Jornadas Internacionales de Literatura Venezolana, actividad programada para los días del equinoccio, entre el 21 y el 23 de marzo, con la participación de autores e investigadores de la literatura venezolana residenciados en el exterior como Miguel Gomes, Juan Carlos Méndez Guédez y Gustavo Guerrero.

La coordinadora del sello universitario, Mariana Libertad Suárez, conversó sobre los proyectos de la editorial que trascendió la literatura académica para llegar a un público más amplio: lectores de narrativa, poesía y ensayo literario. Suárez sustituye a Carlos Pacheco, profesor jubilado de la Universidad Simón Bolívar que estuvo cinco años en la gerencia y logró consolidar la Colección Papiros ­iniciativa editorial que permitió la apertura del sello­ con el criterio de mezclar autores consagrados y emergentes en los tirajes de cada serie. El antiguo coordinador se mantiene unido a Equinoccio como director de la Serie Ensayos.

--¿Cuáles son los retos que ha establecido para la editorial durante su gestión? --Creo que deberían ser dos.

El primero se enfoca en la búsqueda de la independencia económica, porque con el problema presupuestario que afronta la universidad se ha vuelto importante que la editorial se mantenga de sus ventas. En el último lustro, la USB pasó de financiarla completamente a aportar 40% de su presupuesto. Aunque sigue siendo un sello sin fines de lucro, uno de nuestros retos es lograr la autogestión, aunque en la actualidad continuamos buscando financiamiento y ya hemos conseguido patrocinio de algunos bancos privados.

--¿El segundo reto? --Es uno que me parece fundamental en este momento: la internacionalización. Aunque se haga difícil por el control de cambio, es importante que nuestros libros y nuestros escritores, en especial los jóvenes ­que hay tantos­, circulen fuera de nuestro país. Con este propósito hemos iniciado el proceso de vender por Internet, para lo que mejoramos los sistemas de informática de la editorial. Esperamos que las Jornadas Internacionales de la Literatura Venezolana nos ayuden con la promoción; pienso que estaremos listos para vender en línea en esa fecha. En una reciente reunión internacional de editores independientes comentábamos la posibilidad que tenemos de hacer circular por cada país de América Latina, tomando en cuenta que compartimos el mismo idioma, pero lo aprovechamos muy poco. Es importante la internacionalización de nuestros escritores, porque ni siquiera las grandes editoriales transnacionales ponen a circular los libros fuera de cada país.

--¿La primera edición de los Jornadas Internacionales de la Literatura Venezolana es una iniciativa exclusiva de promoción editorial? --Las jornadas intentan llenar el vacío que quedó desde el año 2009, fecha de la última reunión del Simposio de Docentes e Investigadores de la Literatura Venezolana, un evento que se organizó durante décadas y que era tan importante que todas las casas de estudio se esmeraban por conseguir que su sede fuera la anfitriona. La iniciativa también responde a la necesidad de hacer que todos los investigadores de las letras nacionales que producen ensayos críticos ­dentro y fuera del país­ se reúnan y que puedan condensar sus propuestas en una publicación. Poco a poco se ha ido articulando un cuerpo de profesores en el exterior dedicado al estudio de la literatura venezolana contemporánea y eso debemos aprovecharlo.

--Eso en cuanto a la crítica literaria, pero ¿qué temas preocupan a la generación contemporánea de autores? --La identidad y el pasado son temas recurrentes. También lo es la política, pero lo que me parece más atrayente es ver cómo lo enfoca cada autor. Son interesantes las formas de rememoración del pasado: no es igual la literatura de Federico Vegas, que apela a la memoria colectiva, que la hecha por Silda Cordoliani, que apunta a la memoria individual. Muchos narradores contemporáneos producen textos con intenciones políticas claras, pero no son panfletarios. También noto una necesidad de registrar el habla coloquial, que antes los venezolanos no nos permitíamos.

Al final, lo primero que salta a la vista del panorama contemporáneo literario del país es su pluralidad de temas, discursos y métodos, porque la literatura venezolana se ha estudiado a partir de movimientos y es interesante ver cómo ya la tendencia al manifiesto no es la regla.

Fotografía: Manuel Sardá

No hay comentarios:

Publicar un comentario