Luis Barragán
Cien años atrás, llegaron oficialmente los jesuitas a Venezuela. No lograron hacerlo antes, rechazados por el monagato que los consideró peligrosos, levantada la espesa leyenda que siguió a la expulsión de España.
El centenario de octubre coincide con otra noticia que nos congratula, como es la designación de Arturo Sosa como Superior General. Sobre todo por el testimonio que arroja – por decirlo de alguna manera – el muchacho bien, miembro de una prominente familia, encabezada por un padre de notable figuración pública, que optó no sólo por el sacerdocio, sino por una perspectiva política e ideológica de izquierda.
Desde una temprana juventud, descubrimos y nos orientamos con la lectura regular de la revista SIC y, al comenzar la universidad, supimos de las ricas particularidades de la Orden, pues nos habíamos formado en aulas públicas y laicas. Pasarán los años y, disculpándonos por el tono personal, regresamos a la práctica católica, además, imperfecta, gracias a las formidables homilías de la Iglesia de San Francisco.

Independientemente de cualesquiera circunstancias políticas, no puedo pensar en el centenario sin evocar a Arizmendi, Lacasta, Pino, Martialay e, incluso, Numa, cuya postura partidista rechazamos. A la postre, las homilías extraordinarias, cercanas y fecundas, nos llevaron a José Martínez de Toda, el propulsor incansable de los Ejercicios Ignacianos: en estos momentos, el Padre José sintetiza con su humildad, sabiduría, logros e inquietudes, la gran obra de los Jesuitas en Venezuela.
17/10/2016:
http://www.diariocontraste.com/2016/10/cien-anos-en-venezuela-por-luis-barragan-luisbarraganj/Fotografías: Padre Arturo Sosa (SJ), tomada de la red. Y Padre José Martínez de Toda (SJ), en un instante del foro "La Biblia, constitución de la humanidad", Comisión de Cultos y Asuntos Penitenciarios, Asamblea Nacional, Caracas (28/09/2016).
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