Guido Sosola
Más que de los hechos caraqueños y precursores del 19 de Abril, obviamente habría que indagar sobre las versiones heredadas. Y la más duradera y patente, la debemos al pintor Juan Lovera, cuya obra, por cierto, no es fácil de conseguir en la red de redes con la dimensión y rla esolución deseadas, circunstancia ésta que, en sí misma, habla mal de la promoción iconográfica que debe adelantar fundamentalmente un Estado con ganas de permanecer.
La valiosa herencia pictórica remite a una escena concreta de la salida de la Catedral del Capitán General Emparan, además, lo veía venir, no tan sorprendido por la firme voluntad conspirativa de ciertos sectores que le competían en las artes de la secretos ardides políticos. Aquél fue un Capitán General de verdad, con suficiente autoridad en el territorio venezolano dependiente de una corona tambaleante, que se vio obligado a renunciar y, como no quiere hacerlo Maduro Moros, lo hizo ante una situación irreversible y desfavorable. Acotemos, añadiendo a los partidarios del Borbón, prevaleció la “presunción de que se establecería un sistema de gobierno radicalmente diferente”, como Cristóbal L. Mendoza acotó en su estudio preliminar a la “Historia de la Primera República de Venezuela” de Caracciolo Parra-Pérez (Biblioteca Ayacucho, Caracas, 2011).

A lo largo del tiempo, son pocas las versiones iconográficas probadas con éxito, excepto las de los ilustradores de textos escolares y de los álbumes de barajitas que tuvieron un importante auge – sobre todo – en las décadas de los sesenta del XX. Más contemporáneamente, está la loveriana ilustración de Pedro León Zapata (El Nacional, Caracas, 19/04/1988), dice muchísimo del prolongado momento que vivía el país e hizo de él, a la postre, lo que ahora conocemos y sufrimos.
Érase un país, el de los siglos anteriores, tan distinto al actual, en el que todavía tardaremos en reconocernos por razón de la (auto) censura y regimentación del pensamiento. Por supuesto, existen los tremendismos del humor para pintar un 19 de Abril que no está tan lejano en nuestro espíritu, pero la carencia de libertades impide que acceda al libre debate capaz de dar al traste con este horror en el que vivimos, con 200 mil muertos en tan pocos años de “pacífica convivencia” muy a lo XXI.
19/04/2016
Breve nota LB: Sorprende la variedad y propia supervivencia de sendas piezas hemerográficas, como la modesta revista "Crónica de Caracas", cuya portada, como la ahora exhibida, habla fielmente de la estética de los sesenta del XX que tuvo todo su esplendor en las dos siguientes. Promovida, impresa y distribuida por el Estado, através de la municipalidad, entendemos, se encuentra en la meritoria Hemeroteca de la Academia Nacional de Historia (Caracas), la cual sigue siéndola gracias a su personal, pues no son nada óptimas sus condiciones.
Lo más increíble que, en esta era de las redes digitales, comprobando el populismo de un gobierno que las utiliza para propagandizarse y procurar acabar con la disidencia, no encontremos obras equivalentes. Hay demasiadas repeticiones, mucha tozudez de consignas que simplifican el pasado y que, además, si los hubieren, como debe existir, trabajos de mérito por su novedad y acuñación académica, quedan sepultados por los bytes de una mediocridad que costeamos todos los venezolanos. Una de esas raras excepciones, es el mapa identificador del cuadro de Lovera que, si mal no recordamos, apareció en Ciudad Caracas.
En otras ocasiones, hemos traido la ilustración decidora de Zapata al blog. Interpelante, la desembocadura era lógica bajo un modelo ultrarrentista. Pero el capitán general (¿de verdad?) de estos tiempos se resiste a renunciar. Todo, menos perder el coroto y abrirse a todos los riesgos.
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