domingo, 21 de abril de 2013

AYENDRAMIENTO

Yendrismo
Luis Barragán

Minutos antes de salir de casa, coincidió  el último vistazo que dimos al televisor con la muy inesperada interrupción que un muchacho hizo al principiar el discurso de toma de posesión de Maduro.  Éste, naturalmente sobresaltado, descargó la responsabilidad en su personal de seguridad, y  por instante se puso en los zapatos de quienes día a día salimos a la calle, absolutamente desprotegidos frente al hampón implacable que no precisamente busca un micrófono para revelar su nombre.

Al parecer, no es la primera vez que Yendri Sánchez González incurre en actos tan temerarios, ostentando un récord personal que, seguramente, tendrá por respaldo un largo historial de dificultades,  generando  curiosidad sobre la definitiva y no menos compleja imputación de la que puede hacerse acreedor.  Sobrando los ejemplos, hay actos banales que provocan inmensas e impredecibles consecuencias, a pesar del limitado propósito del accionante que, posiblemente, los conciba como una inigualable oportunidad para la diversión. Sin embargo, esas fracciones de segundos se tradujeron en nuestro inmediato e intenso pánico, que – es necesario reconocerlo – logró aplacar el orador, transcurridos sus minutos de pavor.

Que sepamos, el gusto del arriesgado interruptor es por esta inaudita modalidad del deporte extremo que carece de toda orientación, propósito y sentido político, aunque también encuentra algunas coincidencias y matices con aquellos que, siendo indiferentes a la suerte del país, algo más que cacerolear y cohetear desde sus ventanas, participan activa y traviesamente en un acto oficialista y, al día siguiente, en otro opositor. Descomprometidos, suelen recrearse en una u otra ocasión y, aún inmerecidas por las circunstancias, pueden redondear la faena con una pedrada decisiva u otro no tan modesto alarde que los movilizadores jamás sospecharían.

Quizá por la burda malicia, inexperiencia y atolondramiento, más de las veces tememos que la torpeza de los protagonistas en la escena política, siempre equívoca e inestable, innecesariamente agrave la crisis planteada. E, incluso, desconociendo el derecho de palabra tan inherente al ejercicio parlamentario, respondiendo a las pugnas interiores del oficialismo,  asistamos a una maniobra destinada a Maduro y no a la odiada oposición, apostando por el ocioso  trastorno institucional que creará.

Una probable expresión superior del fenómeno que nos permitimos acuñar, obviamente resulta más peligroso con los atrevimientos del poder, donde anida también la frivolidad. Son incontables los casos en los que, sus protegidos, realizan sendas incursiones, causando destrozos en nombre de una revolución que se convierte en un divertimento frente a la oposición, como ha acaecido en la Ciudad Universitaria de Caracas.

http://www.noticierodigital.com/2013/04/yendrismo/
http://www.noticierodigital.com/forum/viewtopic.php?t=960478
Fotografía: EFE.

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