domingo, 11 de marzo de 2012

CONSTATACIONES


De los tiros de Cotiza
Luis Barragán


Ausente el jefe único, algunos ignorantes de la realidad médica que los mantiene en zozobra, las distintas corrientes oficialistas en callada pugna se resignaron a la decisión temeraria impuesta por una de ellas: intentar el sabotaje de la camina de Enrique Capriles por el popular sector caraqueño de Cotiza. El progreso de la candidatura presidencial opositora alama y desespera, en esa regiones equinocciales de una angustia provocada por la cercana pérdida de los privilegios impunes.

Regiones en las que el absurdo impera dándole un giro dramático a todas las respuestas ensayadas, porque renuncian de antemano a cualquier investigación de los hechos, aunque la videociudadanía los expone con claridad y la corajuda concejal Andrea Tavares suficientemente identifica a los tiroteadores. Olvidándose esta vez del Estado que dirigen, no hay una explicación satisfactoria frente a los desafueros que todos vemos, contentándose con echar todas las culpas del mundo a las víctimas, incumpliendo así con los deberes fundamentales de los cargos que ocupan en un ministerio como el del Interior o en la Fiscalía General - que es Parcial - de la República.

Repetimos, la primera constatación es la de una confusa actuación de la jefatura ahora delegada, ya que no se sabe cuál tendencia es la que se adelanta para interpretar a Chávez Fría, quien – por cierto – no está relevado de responsabilidad. Poner la pólvora donde no encuentran los votos, es el consenso. Sin embargo, el problema es el de la oportunidad.

La segunda, reside en la urgencia de catastrar el mundo de la supuesta revolución, porque – amurallándolos políticamente – reclaman como propios a los sectores populares. Para ello, nuevamente, está la pólvora donde la palabra no es escuchada, excepto se trate de la protesta, la indignación, la inconformidad.

La tercera, apuntando a una necesaria correlación, la putrescible argumentación de los altos funcionarios públicos y del partido de gobierno, dada la también una absurda simultaneidad, guarda familiaridad con el silencio, las omisiones, las negligencias inherentes a las gravísimas irresponsabilidades contraídas: la guerrilla de los delincuentes y los llamados colectivos, el acontecimiento maracayero de alguien que se hizo pasar por un paciente y perpetró el asalto en medio de una intervención quirúrgica, la aparición de armas en custodia de la Fuerza Armada Nacional tomadas de Politáchira, el disparo que no es precisamente de nieve – Silvio Rodríguez – que se lleva por delante a un niño mientras duerme. Y ya lo señaló el cronista Simón Boccanegra, dicen que no estamos en campaña electoral, contradiciendo al mismísimo Chávez Frías que la declaró, por lo que el malandraje de Cotiza hizo sus mejores esfuerzos por imponer – nada más y nada menos – que la ley.

Por último, la inoculación del miedo que inauditamente es desafiado, anunciando la reacción oficial frente al 7-O. Ya no es la oposición, sino el propio chavismo desencantado el que ha perdido todo temor de retarlo a medirse en unos comicios pulcros y libres de toda presión, coacción y coerción.

Hay regímenes que, incluso, se desmoronan estrepitosamente luego de un error garrafal. Nadie los empuja, caen solos.

Fuente: http://www.opinionynoticias.com/opinionpolitica/11200-de-los-tiros-de-cotiza
Fotografías: Omar Véliz (El Nacional, Caracas, 05/03/12)

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