Luis Barragán
Contaminados por la satanización que inmediatamente hizo el gobierno, por una legítima convicción o cálculo político, ante quienes la adversaron, lo cierto es que La Salida ya sabe de una importante y suficientemente advertida reivindicación. Por entonces, sostuvimos que la crisis nos desbordaría, que el país no aguantaría más y pisaría un problema humanitario sin precedentes en toda nuestra historia, por lo que planteamos la renuncia presidencial, además, como una fórmula clara e inequívocamente constitucional.
Para colmo, el gobierno tiene la desvergüenza de reclamar por los 43 jóvenes fallecidos, gracias a sus jornadas represivas. Y en nombre de cualquier cosa, con una prepotencia inigualable, se resiste inútilmente a la amnistía y a la reconciliación de los venezolanos en nombre de una revolución que la realidad hizo tizas, cayéndonos a todos por igual la casa encima.
Más de veinte diputados que conformamos La Movida Parlamentaria, denunciamos y nos apersonamos frente a la Casa Natal de El Libertador, exponiéndonos en el peligroso centro de Caracas, luego de ir a Cúcuta, el problema de la nacionalidad del señor Maduro; fuimos hasta Amuay, varias veces, a clamar por el desastre de la refinería y del caos de toda una industria; nos metimos en la propia sede del SEFAR para alertar sobre la quema de medicamentos vencidos, esquivando a los motorizados armados que nos esperaban al salir; nos plantamos ante la sede de la cancillería, exigiendo respuestas frente a Guyana; nos metimos en las oficinas de Corpoelec en Ciudad Guayana, reclamando el desastre que ya vemos en todo su esplendor; alertamos y ofrecimos opciones por la amenaza real de un aumento aislado e irresponsable del precio de la gasolina, entre tantas acciones y planteamientos que remitían a la necesidad de un cambio de régimen y que, además, ocasionó la destitución “administrativa” de María Corina Machado. Nos parece bien que, hoy, haya esfuerzos por actualizar el asunto de la famosa partida de nacimiento, inquietud por nuestro destino petrolero, constatación de nuestras denuncias sobre los fármacos, el colapso de la industria eléctrica, el aumento de la gasolina, etc., contribuyendo el desenmascaramiento que hicimos al reciente triunfo electoral, añadido, el de los que hicieron del “antisalidismo” casi una devoción religiosa: debemos recoger el testimonio de un joven que así lo pidió, pues, refirió, “hoy tengo como diputado a un opositor que estaba viendo en el televisor lo que ocurría, mientras a mí me llevaron preso y me molieron a palos por protestar pacíficamente”.

Nada hacemos con quejarnos, porque se vio venir la crisis con todas sus aristas, filamentos y honduras. Debemos salir hacia adelante, acentuando una legítima convicción democrática que, en medio de las adversidades, constituye la mejor brújula.
22/02/2016
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