domingo, 13 de julio de 2014

CUADERNO DE BITÁCORA

Ayer sábado, tuvimos ocasión de escaparnos a la Casa Boulton (al lado del Panteón Nacional), la cual no conocíamos y, por cierto, sede de un lamentable homicidio tiempo atrás, comprobando la peligrosidad del lugar, para disfrutar de un evento ahora inusual en la ciudad.

Inés Quintero versó sobre Ana Teresa Ibarra de Guzmán Blanco y, en lugar de comenzar la disertación descalificando a la pareja, transcurrió con una cordialidad extraordinaria e, inevitable, asomó parte de los reparos que la historia le hace - por lo menos - al autócrata.  No hubo predisposición, sino un discurso objetivo. La historiadora intercaló su exposición, con la ejecución y comentarios de María Antonia Palacios, igualmente de una pedagogía y simpatía acorde con la audiencia. Ésta, por lo demás, ordenada y atenta, aunque no cabía en el largo pasillo. De la exposición biográfica transitábamos gustosos a la interpretación en el piano de las piezas compuestas por Teresa Carreño, María Montemayor de Letts, Trina Castillo, Dolores Muñóz Tébar de Stolk, Josefa Victoria Almenar Núñez e Isabel Pachano de Maury (siglo XIX), añadida una breve comparación interpretativa entre el valse europeo y criollo, además de los comentarios sobre la mazurca y la polka ("polkamanía" es lo que hubo en los tiempos de Guzmán Blanco). Presentó y despidió María Teresa Boulton con sus pertinentes y telegráficas impresiones.

Obviamente, gustamos del evento que ya hoy es rarísimo en la ciudad violenta, insegura y hostil. Además de sospechar que Quintero prepara un libro sobre la esposa del autócrata, ratificamos que el contraste ante las escsas manifestaciones de la cultura oficial, obsesivamente panfletaria y populista.

LB

No hay comentarios:

Publicar un comentario