Luis Barragán
Entendemos, aceptamos y celebramos las inquietudes políticas de los sacerdotes y religiosas, aunque tememos por una abierta militancia política que afecte el ministerio. Simpatizantes o no de la oposición o del gobierno, se impone la prudencia. Sin embargo, ésta adquiere otra faceta cuando no es posible callar ante las muertes, los lesionados, los procesados y los prisioneros que sintetizan el injusto saldo de la represión gubernamental.
El suscrito, ha sido feligrés de sacerdotes que reclaman públicamente su adscripción al partido de gobierno y si bien es cierto que jamás lo han involucrado en sus homilías, haciéndose acreedores de nuestro aprecio y cariño, no menos cierto es que callan frente a la feroz represión. Contradictorio y decepcionante, nada dicen aún siendo emplazados en las redes sociales que emplean con entusiasmo.
Posiblemente digan menos y obren más por la liberación de los estudiantes capturados o intensifiquen sus oraciones para que acabe este inmenso coto de caza de los contestatarios, pero creemos urgente la fijación pública de una postura expresa e inequívoca que también contribuya a orientarnos en relación a la evidente violación de los derechos humanos. He acá un pecado de omisión que superar y, pecadores, con humildad hacemos este llamado.

Reproducciones:
1. Portada. Billiken, Caracas, nr. 1036 de 03/1948.
2. Jesús en el huerto. Billiken, Caracas, nr. 20 de 03/1923
Fuente: http://opinionynoticias.com/opinionpolitica/18944-del-pecado-de-omision
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