jueves, 20 de febrero de 2014

CUADERNO DE BITÁCORA


Manía imposible de desplegar, en medio de los acontecimientos. Fotografiar no es fácil, inmersos en los hechos. Las gráficas corresponden al día 18 de febrero de 2014. Forzada la movilización que, incesamente se incrementó, frente a la estatua de José Martí en Chacaíto, ofreció un extraordinario paisaje de la protesta principalmente estudiantil. Jóvenes organizados, serenos y firmes, aguardaban.  Transitaba el sempiterno helicóptero policial.  El despliegue de las fuerzas del orden público, con los jóvenes policías con rostros de perplejidad.  Alguien hizo un perfomance del Argángel Gabriel, así lo presuimos.  Al costado del maltratado edificio Toki-Eder, se apostaba otra hilera policial que tenía por fondo a la Guardia Nacional.  Momento épico, apareció Leopoldo López. Rugido de admiración colectiva. La misma serenidad y firmeza respecto a sus palabras, apenas las que salían de un modesto megáfono. Atardecer difícil. Quedan los apuntes para facilitar una futura historia de todas las diligencias que La Movida Parlametaria no dejó de hacer. LLamadas telefónicas del interior y del exterior. Nos correspondió, por ejemplo, atender a una periodista de Lima.  Las Mercedes revuelta. La autopista fatigada. Juan Pablo García movilizándose en una motocicleta, como casi hicimos todos. Un instante para la discusión. Los diputados Freddy Marcano, José Manuel González, María Corina Machado, José Gregorio Contreras, Juan Romero, Carlos Berrizbeitia y el suscrito, recogimos ese instante para hablar de esas diligencias necesarias. Más tarde llegaron Juan Pablo y Eduardo Gómez.  Winston Flores estaba atareado. Pasadas las nueve de la noche, rueda de prensa en la sede de Voluntad Popular, en Centro Plaza. La ciudad convulsionada. Hablaron los diputados María Corina y Juan Guaidó, junto al alcalde Antonio Ledezma. La Movida con tres representantes de la MUD. La muchachada de Voluntad Popular, a quien María Corina les dirigió una hermosas palabras antes de comenzar la rueda de prensa. Y, celebrada, así como nos costó llegar, también nos costó salir del sitio. La ciudad convulsionada. Por cierto, la fotografía inicial fue tomada por Eduardo Gómez Sigala y la final, por Magalli Medo.

LB

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