viernes, 7 de diciembre de 2012

LA PÓLVORA HECHA TINTA

EL NACIONAL - Martes 23 de Octubre de 2012     Opinión/7
Un país no sólo de pólvora
EDGARDO MONDOLFI GUDAT

No todos los habitaron el siglo XIX dedicaron su tiempo a sacarse las tripas entre sí.
Lo digo puesto que sobre aquel siglo pesa la terrible mácula de haberse agotado en guerras civiles e inciviles, o en la inútil o simple amenaza de la guerra. Y cuando es el caso de que se piense en aquella parte del siglo XIX hecha de verbo, suele repararse sólo en la prosa violenta y corrosiva de aquellos tribunos que, como Antonio Leocadio Guzmán o Juan Vicente González, se hicieron cargo de meterle leña a lo que ese siglo sí tuvo de guerra.
Me adelanto a aclarar que en ningún caso niego que el hábito de la guerra terminó arraigando con fuerza o sirviéndole de palanca a muchas de las actuaciones que le dieron base al autocratismo de buena parte de nuestros gobernantes de ese período. Admito, pues, que fue un siglo armado y que, sin duda, la gramática de la pólvora hizo brutalmente de las suyas. Pero a la vez debo adelantarme a señalar que aquella inmensa nube de pólvora no ha permitido apreciar con suficiente claridad que se trató también de un siglo hecho de conceptos y propuestas doctrinarias. Por ello quisiera llamar la atención sobre el libro más reciente del historiador David Ruiz Chataing, Historia intelectual de Venezuela, publicado por la UPEL, y que precisamente versa sobre el país que fue capaz de generar un raudal de alternativas que circularon en folletos, pasquines, hojas sueltas y periódicos. Hoy por hoy, aquel otro país continuaría sin conocerse mucho si no fuera por el afán con que Ruiz Chataing y una legión de historiadores contemporáneos se han dedicado a la paciente labor de rescatar, clasificar, inventariar y redimir del olvido ese amasijo de ideas que alimentaron las rudimentarias prensas del siglo XIX con el objeto de poner de bulto lo que significó la "aventura", tal como lo sintetizó alguna vez la escritora Mirla Alcibíades, de construir una República.
A la hora de explorar el rico mundo doctrinario de nuestro siglo XIX, Ruiz Chataing agrupó algunas de las principales figuras de aquel elenco que, en medio de los alzamientos, se dedicó a proponer un proyecto civil, alternativo y liberal de poder. Así, pues, desfilan en esta galería prosistas como Luis Gerónimo Alfonzo, Nicanor Bolet Peraza, Laureano Villanueva, Francisco Tosta García, Marco Antonio Saluzzo, así como cuatro autores más que actuaron a caballo entre dos siglos, entre el XIX y el XX, y que, asombrosamente, fueron tan testigos de los gobiernos de Joaquín Crespo como llegaron a serlo del régimen de Eleazar López Contreras.
El autor tiene ya buena parte de lo que ha sido una larga vida como profesional de la Historia explorando las ideas y debates que se plantearon durante el siglo XIX. Varias publicaciones suyas así lo atestiguan y este nuevo libro es apenas un peldaño más en ese afán. Ruiz Chataing se niega a admitir que toda la sobrestimación que ha disfrutado el proceso de la Independencia condene al resto del siglo XIX a ser visto como una era raquítica en materia de ideas. Porque allí, entre esos papeles de época, esplenden intentos serios y bien pensados de hacer un diagnóstico de la realidad venezolana.
Entender esa coyuntura posbolivariana y las propuestas de republicanismo que le fueron conexas forma parte de uno de los principales desvelos de este historiador. Y ha sido justamente ensuciándose las manos entre periódicos y folletos del siglo XIX que ha podido comprobar la riqueza de una época que desmiente en parte, o a su manera, que aquél sólo llegara a ser un país avasallado por la guerra o, como lo habría dicho uno de aquellos autores del XIX, que sólo se acostumbró a vivir a merced del cuchillo y del fusil.

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