EL UNIVERSAL, Caracas, 01 de Octyubre de 2012
Chávez y las joyas de la corona
ANGEL GARCÍA BANCHS
El modelo petropopulista, repartista, rentista, autocrático, conflictivo e ineficiente del presidente Hugo Chávez Frías, caracterizado por el ataque a la propiedad privada, el déficit de bienes públicos y la inseguridad jurídica, ha llevado al gobierno nacional a empezar a vender las joyas de la corona. En pocas palabras, las reservas de oro del BCV.
El Banco Central de Venezuela se ha visto en la necesidad de vender parte del oro, porque se quedó sin reservas líquidas. Al 27 de septiembre de 2012, me atrevo a afirmar, el BCV no contaba, sino con poco más de unos 700 millones de dólares estadounidenses en posiciones líquidas o 3% de las reservas totales, buena parte de las cuales están en oro (81%), Derechos Especiales de Giro (14%) y el resto en nuestra Posición Neta en el FMI (BCV y cálculos propios). Alrededor de 24,440 millones de dólares en reservas del BCV, 97% de las cuales están ilíquidas, dejan a la economía venezolana sin blindaje alguno.
De agosto 2011 al cierre de agosto 2012, el BCV perdió unos 2,1 mil millones de dólares por la caída del oro de 1.813,50$/onza a 1.648,55$/onza; y también de agosto de 2011 al 27 de septiembre de 2012 casi 1 mil millón de dólares por la caída del precio de los 1.813,50$/onza a unos 1.755,25 $/onza. Este es uno de los riesgos que, constantemente, ha alertado Econométrica.
Las reservas del BCV son útiles para hacer política cambiaria (acumular para evitar la apreciación del bolívar o desacumular para postergar las devaluaciones), así como lo son, también, para lidiar contra choques adversos como la caída del precio del petróleo o de la exportación petrolera en barriles.
Que ya no tengamos reservas líquidas no quiere decir que se producirá una crisis, pero, sí, que se produciría inmediatamente si el petróleo cayese. Tal y como lo hemos sostenido, la economía venezolana se parece hoy a la de un hogar que cuenta con un buen ingreso (un buen ingreso petrolero), pero con cero en el banco (sin reservas líquidas en el BCV) y con la tarjeta al límite (con un endeudamiento crónico). Si en ese hogar, el padre o la madre pierde su puesto de trabajo (el ingreso petrolero cae), el tener cero en el banco (cero reservas líquidas en el BCV), y la tarjeta copada (un endeudamiento insostenible), conduciría a un apretón de cinturón (un ajuste cambiario y del gasto).
En un escenario de escasez de reservas en divisas, haber vendido parte del oro del BCV, por más que haya sido un monto pequeño (3,7 toneladas o unos 230 millones de dólares), podría llegar a implicar para nuestros acreedores y prestamistas del resto del mundo el equivalente a vender las joyas de la corona, lo que es malísima señal para los mercados. Será imposible recuperar las reservas del BCV sin un incremento inesperado del petróleo, o un cambio de gobierno, modelo y política económica, pues lograrlo implica, necesariamente, acabar con el riesgo y la inseguridad jurídica y política, la desconfianza, la aversión por el bolívar, la inflación y sobrevaluación cambiaria.
Breve nota LB: No logramos identificar al autor de la ilustración.
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