El reclamo no lo hizo Vicente Díaz escondiéndose detrás de una cuenta anónima de Twitter o Facebook, ni enviando correos escabrosos de los radicales de pacotilla. Asumiendo su responsabilidad como rector, se hizo voz de la ciudadanía que se ha quejado incansablemente, con nombre y apellido. Obviamente, Díaz no tiene "rabo de paja" y tampoco es fácil inventárselo. No es el bravucón de las fiestas que recomienda ir directamente a Miraflores a enfrentar a Chávez Frías y una posibilidad de conseguir el crédito o el contratico lo hace callar, bajo el otro pretexto: "no soy tan pendejo". Díaz, como muchos, sufre las consecuencias de lo que pide, porque puede dar. Se sabe de su nombre, su domicilio, sus opiniones. Y hay muchos así, aunque también los otros que esperan un "chance para la paz" y, en nombre del pan hogareño a llevar, se"enchufan" un tiempito con el gobierno.... Pero !qué maravilla de intervenciones públicas tiene, pidiendo lo que no puede dar!, en la casa, el trabajo, la calle, donde no debe dar su cédula de identidad ...
LB
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