domingo, 3 de junio de 2012

DEL NOVÍSIMO DIÁLOGO

EL UNIVERSAL, Caracas, 29 de Mayo de 2012
Maestros del ahora
JOAQUÍN ORTEGA 

Alan Kay dijo una vez que "la mejor manera de predecir el futuro, era inventándolo". Este polifacético científico, amén de prematuro e infatigable lector, ha puesto el énfasis, varias veces, en las tareas que convergen, al interior de la innovación y del marco educativo.

En esa frase, que al principio se lee o se siente voluntarista, confluyen para nuestro interés, grandes cantidades de sensatez, ingenio y reflexión sobre las propias formas y temporalidades de la tecnología. En su propia dinámica, las ciencias aplicadas se mueven frente a los ojos de sus creadores, de los usuarios y sobre todo frente al mercado.

Para nadie es un secreto que son disímiles las distancias y los lapsos entre la idea y el desarrollo. Se necesita diseñar con claridad la ruta de los tiempos frente a los usuarios primigenios, se debe tener en cuenta un plan de negocios, se deben precaver las fluctuaciones de la cartera de proveedores, y en especial, los acomodos de quienes compartan algunos rangos creativos con los nuestros.

Inventar nunca es suficiente, por ello, hay que rectificar sobre las posibilidades del objeto creado ante nuevos ecosistemas, capacitar al personal, hacer llegar el producto y prepararse, sobre todo, ante la arremetida de la competencia; una que, la más de las veces, puede moverse entre la copia más descarada y el avance optimizador; una competencia -que con asertividad- puede dejar en el pasado al componente nuevo, haciéndolo ver obsoleto, aún recién insertado en la línea de producción.

¿Cómo podemos ver ciertas líneas del futuro? En palabras de Joi Ito miembro del MIT Lab y proveniente del sofisticado equipo de Creative Commons- se trata de "utilizar el reconocimiento de patrones, adjuntarnos a la fortaleza de los lazos blandos, valerse de la visión periférica". Así las cosas, dichos elementos, junto a la agilidad en la mecánica de las respuestas ante las crisis, nos muestran que el momento futurológico ya pasó, y se trata, de ver el presente... de convertirnos sensatamente, en maestros del ahora.

Diseñar un lenguaje para explicar la creatividad y en especial, comunicarla-  no debe verse como una solución automática ante una realidad cuadrada, es una expansión dinámica, de grafía casi cinemática, en la cual, las bases de cierto biologicismo permiten seguir los modelos de armonía, que repiten algunos seres vivos en entornos volubles.

Al final del día, la invención es un proceso fragmentario y dialogante, en el que la intuición y el conocimiento deben marchar acompasados, para custodiar el éxito en los procesos de comunicación entre los inventos y el mundo de las aplicaciones.


Ilustración:  Armando Jesús Villalón

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