lunes, 2 de mayo de 2011

LIBRO-EXPERIENCIA


EL NACIONAL - LUNES 02 DE MAYO DE 2011 OPINIÓN/9
Libros: Michel Foucault
NELSON RIVERA

Nietszche, Bataille, Blanchot, Klossowski: no exactamente filósofos, puesto que no se propusieron crear sistemas: lograron intensas experiencias cuando escribieron sus libros, intentaron "llegar por medio de la experiencia a ese punto de la vida que está lo más cerca posible de la imposibilidad de vivir, su punto límite, para captar el máximo de su intensidad y, al mismo tiempo, su imposibilidad". Habla Michel Foucault (1926-1984) de los autores que lo removieron en los años de su primera formación universitaria. A través de ellos reconoció que escribir un libro podía ser un método para arrancarse de sí mismo, una palanca que evitara ser siempre el mismo.

Desde las primeras páginas de Conversaciones con Foucault (Editorial Amorrortu, Argentina, 2010) el pensador francés subraya el carácter experimental de su trabajo: escribir para salir transformado de ello. Su búsqueda, no de la verdad sino de lo esencial.

No proponer un método general de pensamiento, ni prescribir nada: ante el libro-verdad de la ortodoxia, su riesgo consiste en darle vida al libro-experiencia.

Quien pregunta y da pie a esta fértil conversación es el periodista italiano Duccio Trombadori. La misma se realizó a finales de 1978 y fue publicada por primera vez en 1981. Tres décadas más tarde, el libro conserva la chispa, la fuerza para remover del pensamiento de Foucault. Un tema recurrente del intercambio es el sujeto como figura que centraliza el pensamiento filosófico, diferenciado del sujeto arrancado de sí mismo que se constituye en el pensamiento de Foucault. Bajo esta perspectiva, Trombadori guía la conversación para analizar las diferencias con otros pensadores y corrientes, y para revisar las confrontaciones que han generado los libros de Foucault, siempre polémicos (en particular Historia de la locura, El nacimiento de la clínica y Las palabras y las cosas).

En la sección final de Conversaciones con Foucault, el tema del poder ocupa el eje de los intercambios. El pensador aclara: nunca fue su pretensión que "el poder" fuese la dimensión que pudiera explicarlo todo. Ante el poder, el intelectual define su papel: "No es hoy el de establecer leyes, proponer soluciones, profetizar, pues al proceder de ese modo no puede evitar contribuir al funcionamiento de determinada situación del poder que, en mi opinión, debe ser criticada (...) Mi rol es el de plantear verdaderamente los problemas, con efectividad: con el mayor rigor posible, con complejidad y dificultad máximas, de modo que no surja una solución así como así, de un golpe (...) ese trabajo ha de realizarse en la base, con las personas directamente implicadas, restituyéndoles el derecho a la palabra y a la imaginación política".

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